Producto de otra flojísima presentación, Estudiantes cayó 2-1 ante Barracas Central, en Sarandí, y volvió a dejar una pobre imagen en la previa al debut por Copa Libertadores y del inicio de una seguidilla matadora. En conferencia de prensa, el entrenador Eduardo Domínguez no pudo ocultar entonces su fastidio, y si bien buscó transmitir mesura, a la vez se mostró preocupado por el nivel albirrojo.
"Estamos golpeados porque no nos gusta vernos así y perder de esta manera. Tiene que doler porque jugamos mal. Fue un mal partido, no encontramos bien los espacios y tuvimos que modificar los esquemas", analizó el técnico, autocrítico, aunque cuidando las formas. "El rival hace su juego, no hubo conexión y no los pudimos desdoblar. El gol fue solo una genialidad de Tiago (Palacios). Costó más de lo que creíamos", agregó.
Acto seguido, evitando hacer hincapié en la sabida relación entre Barracas y los arbitrajes, pidió "hacer borrón y cuenta nueva, y mirar para adelante" y de cara al debut por Libertadores, proyectó: "es el inicio de otro camino paralelo, más sabiendo la experiencia que tuvimos el año pasado. Nos tenemos que ocupar más y ser conscientes. Con algunos errores vivimos otra vez la misma película, que se repite, pero tenemos margen para mejorar".
Para el final, con indirectas, dijo estar cansado de algunas situaciones que se repiten ante determinados rivales y circunstancias. "Ya se naturaliza ir a algunos lugares y que pasen algunas cosas", deslizó. Y en línea con la actitud que había asumido en la previa a este duelo, tras el controversial arbitraje de Fernando Espinoza, nuevamente no se refirió de modo directo al juez Nicolás Ramírez y hasta confesó que hizo ciertos cambios porque "había jugadores con estado de alteración".




