Un joven fue víctima de un terrible robo en su casa de 28 bis y calle 458.
Cuando los sujetos estaban por llegar a su habitación, tomó una decisión desesperada: se arrojó por la ventana de la planta alta.
La caída le provocó un raspón en el brazo izquierdo y un dolor agudo en la planta del pie derecho.
Por su propia seguridad debió reprimir cualquier expresión de dolor y concentrarse en huir.
Así, trepó el portón y salió corriendo por la calle, descalzo y herido. En ese momento se escuchó una detonación.
Finalmente dobló en la calle 458 y se ocultó detrás del muro de una vivienda.
Después de un largo rato regresó a su vivienda y halló el peor panorama: se habían llevado prendas de vestir, una consola PlayStation 4 y dos pares de botines Adidas número 42.
Las primeras pericias revelaron que los delincuentes habían ingresado por una puerta balcón, la cual presentaba signos evidentes de haber sido forzada.