
En una entrevista reciente con el podcast Figuring Out With Raj Shamani, Bill Gates confirmó una vez más que sus tres hijos, Jennifer Katharine Gates, Rory John Gates y Phoebe Adele Gates, no heredarán la mayor parte de su riqueza.
El cofundador de Microsoft, cuya fortuna asciende actualmente a 162.000 millones de dólares, según el índice de multimillonarios de Bloomberg, explicó que cada uno de ellos recibirá menos del 1 % de su patrimonio total.
Lo justificó como una decisión personal basada en valores: “Decidí que no les haría ningún favor dejándoles una gran fortuna”.
Gates sostuvo que su prioridad ha sido ofrecerles una educación sólida y un entorno que les permita desarrollar su propio camino. “No les pido que dirijan Microsoft. Quiero darles la oportunidad de tener sus propias ganancias y éxito”, afirmó.
Aseguró que no desea que sus hijos sean definidos por la riqueza heredada, ni que su identidad quede “eclipsada por la increíble suerte y buena fortuna” que él mismo tuvo.
Más allá de las declaraciones personales, la cifra resulta significativa. El 1?% de su patrimonio actual equivale a 1.620 millones de dólares.
Esto coloca a sus hijos, incluso con esa fracción, en el 1 % superior mundial por nivel de activos, de acuerdo con la definición de Knight Frank -consultora inmobiliaria global-, que sitúa ese umbral en 5,8 millones de dólares.
Aunque Gates había declarado en 2011 al Daily Mail que regalaría a cada uno 10 millones de dólares, sus comentarios recientes apuntan a una actualización en sus planes de herencia, aunque no precisó si esa cifra cambió, según informó la revista empresarial Fortune.
Lo que permanece firme es su enfoque de que el grueso de su fortuna no será transmitido a la siguiente generación, sino destinado a iniciativas filantrópicas a través de la fundación que creó junto a su ex esposa, Melinda French Gates.