En un hecho que marca un antes y un después en el uso de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito judicial, la familia de Chris Pelkey, asesinado hace más de tres años en Arizona, decidió que su ser querido tuviera la última palabra en el juicio contra su homicida. Para ello, crearon una reproducción digital de Pelkey utilizando fotos, videos y audios reales, permitiendo que "hablara" en la audiencia de sentencia.
La iniciativa fue impulsada por la hermana de la víctima, Stacy Wales, quien escribió el guion de las palabras que Pelkey "pronunció" en la sala. En su mensaje, el avatar digital expresó perdón hacia su asesino, reflexionó sobre la importancia de valorar la vida y mencionó que, en otras circunstancias, podrían haber sido amigos. El juez del caso agradeció haber escuchado estas palabras, destacando la singularidad del momento.
Este caso ha generado un intenso debate ético y legal. Especialistas en ética y tecnología advierten sobre los riesgos de utilizar IA para recrear a personas fallecidas, señalando que podría interferir en el proceso natural del duelo y plantear problemas de consentimiento y autenticidad.
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Por otro lado, defensores de esta tecnología argumentan que puede ofrecer consuelo a las familias y preservar la memoria de los seres queridos. Empresas como StoryFile y HereAfter ya ofrecen servicios similares, permitiendo a las personas grabar mensajes en vida que luego pueden ser utilizados para crear avatares interactivos post mortem.
A medida que la tecnología avanza, es probable que casos como el de Chris Pelkey se vuelvan más comunes, obligando a la sociedad a enfrentar nuevas preguntas sobre la muerte, la memoria y la identidad en la era digital. El equilibrio entre el consuelo que puede brindar la tecnología y los dilemas éticos que plantea será un tema central en los próximos años.
