El Pincha de luto por la muerte del Ruso Ferrín: Su historia, las anécdotas más increíbles y su última voluntad 

Fue una figura reconocida para miles de generaciones y siempre proclamaba su amor por el club y la cancha
Estudiantes 24/05/2025 . Hora: 13:57
Por Gonzalo Plotycia
Periodista.

Este sábado, la comunidad "Pincharrata" recibió una triste noticia, al confirmarse el fallecimiento de quien fuera un símbolo del viejo Jorge Luis Hirschi: Pedro Ferrín. El "Ruso", como lo conocían todos a este pintoresco personaje, nació y vivió para lo que consideraba su casa, el estadio de Estudiantes. De hecho, en una entrevista que alguna vez le concedió al sitio oficial, dejó una expresión de deseo para el día en que ya no estuviera en este mundo. 

"1 y 57 es mi vida, estar acá, vivir acá, morirme acá. Estudiantes siempre me significó alegría, jamás tristeza. Somos muy grandes, siempre la peleamos", decía en octubre de 2018, con el recinto en plena obra, cuando aguardaba como todos los hinchas el ansiado regreso a UNO. Hoy, al confirmarse su fallecimiento a los 79 años, muchos recordaron aquella declaración de principios. 

El "Ruso" empezó, como todo joven, con el sueño de ser futbolista. Llegó a debutar en la recordada "Tercera que Mata", aunque un episodio durante un partido en Rosario lo hizo cambiar radicalmente su decisión. A partir de ese entonces, con menos de 18 años, habló con la dirigencia de turno y le planteó que quería ayudar a Estudiantes desde otro lugar. Así empezó, con un camión de tierra y un secador en la mano, con los que dio vida a la cancha auxiliar de 1 y 55, su primer gran trabajo.

Entre sus anécdotas más risueñas se acuerda el desafío que le planteó a Eduardo Ramaciotti, técnico de Gimnasia, en febrero de 2002, cuando el DT "Tripero" deslizó que si perdía el partido se enterraba. "Yo preparé las flores, con la foto y todo porque sabía que Estudiantes iba a ganar. Levanté el pan de césped y cuando terminó lo fui a buscar al vestuario con la pala para que se enterrara porque no sólo le habíamos ganado, sino que además le pegamos un baile bárbaro", contó alguna vez.

También se le recuerda, entre tantas anécdotas con Carlos Bilardo, el momento en que el "Narigón", de regreso en su última etapa, apareció repentinamente fiel a su estilo después de un partido del día anterior y quiso pisar el césped, cuando el "Ruso" recién lo había regado. "Él quería entrar. ¿Se le podía decir que no a él? ¡Imposible! Tenía que practicar y era así. Cuando venía con los chicos era como si viniera mi familia, no le podía decir que no".