Las experiencias cercanas a la muerte siempre generan una mezcla de miedo, intriga y asombro. Esta vez, una mujer dejó a todos boquiabiertos al contar que murió por 10 minutos, pero más sorpresa provocó al revelar, con detalle, todo lo que vio “del otro lado”.
Quien vivió esto fue Nanci Danison, una abogada estadounidense que en 1994 fue declarada clínicamente muerta durante una cirugía… y volvió con una historia imposible de ignorar. Hoy, a los 74 años, sigue recordando esa experiencia que le cambió la vida.
Cuando esto le ocurrió, ella era socia de un estudio jurídico especializado en salud. Tenía tres títulos universitarios, reconocimiento profesional y una rutina exigente que no le daba tregua. Trabajaba seis días por semana, casi no veía a su marido -con quien terminaría divorciándose- y no tuvo hijos.
En ese contexto, y mientras le hacían estudios para determinar si tenía cáncer de mama, sufrió una reacción fatal a la anestesia. Fue durante una prueba en una sala de mamografía cuando su corazón, según ella misma relató, “pasó de latir demasiado rápido a no latir en absoluto”. Los médicos la declararon clínicamente muerta durante más de 10 minutos.
Lo que ocurrió en ese lapso marcó un antes y un después en ella. La mujer relató que, aunque su corazón dejó de latir y su cuerpo quedó inmóvil, su mente nunca perdió la conciencia. En lugar de experimentar oscuridad, describió haber entrado en un “tercer estado” entre la vida y la muerte, donde su conciencia permaneció activa.
En ese lugar, Danison fue recibida por “seres de luz”, que no tenían forma humana, sino que eran entidades de energía que reconocían y recordaban profundamente su vida y su conexión con ella.
Durante ese tiempo, Nanci tuvo una visión amplia y detallada de la historia de la Tierra, como si estuviera viendo un documental que repasaba los eventos personales y la evolución de religiones y culturas. Al mismo tiempo, pudo observar su cuerpo desde afuera, mientras sentía la presencia de una luz brillante que le transmitía amor “incondicional” y aceptación total.
La mujer explicó que en ese “tercer estado” entendió que la vida humana es solo una pequeña parte de una existencia mucho más grande. Para ella, la “Fuente” -a la que otros llaman Dios, Alá o el Creador- utiliza a cada persona para experimentar el universo. Según su experiencia, la muerte no es un final, sino un despertar a una realidad espiritual donde el amor y la unión prevalecen.
Nanci contó que le dieron una dura “advertencia”. “Si permanecía en mi huésped humano, me dijeron, sufriría constantemente. A pesar de eso, decidí quedarme en forma humana. No quería fracasar en la misión que me encomendó la Fuente: contarles a todos lo que aprendí en el más allá”, relató.
Tras su experiencia, Nanci decidió cambiar su rumbo. Dejó su bufete de abogados y abrió su propio despacho para dedicar más tiempo a compartir lo que aprendió del otro lado. Ahora asegura que el amor es el único valor real que perdura más allá de la vida física. Además, busca ser más cariñosa y menos enfocada solo en su carrera.
Afirma que comprendió que todos somos manifestaciones temporales de una misma energía o “Fuente”. La vida sería una manera para que esta conciencia explore el universo a través de diferentes experiencias humanas, algo parecido a cómo vivimos nuestros sueños. Cuando el cuerpo muere, simplemente despertamos de ese sueño y regresamos a la vida espiritual.
Para esta mujer, la muerte es un regreso al verdadero hogar, un lugar donde no existen el dolor ni el sufrimiento que conocemos en la vida física. Explicó que el amor y la aceptación dominan ese espacio y que los seres queridos continúan existiendo, tanto en la vida humana como en el más allá, sin que nadie quede abandonado.
Finalmente, afirmó que su consejo para quienes enfrentan la muerte es sencillo: enfocarse en el amor. “Concentrate en el amor: en todas las personas que amaste, en todos los lugares donde te sentiste amado, en los momentos que te hicieron feliz y en la felicidad que esperás experimentar después de morir”.
