
El 1° de mayo, Valentina Cepeda, una joven de 18 años de Longchamps, tomó la trágica decisión de poner fin a su vida en la habitación de su casa, después de recibir una serie de llamadas y mensajes de su exnovio. Este joven de 26 años había mantenido una conducta de acoso constante desde la ruptura, incluyendo amenazas directas como “Te hago la guerra”, que quedaron registradas en chats revisados por la familia y la fiscalía
El vínculo toxico comenzó cuando Valentina tenía apenas 16 años. Su relación con Agustín Castillo, diez años mayor, estuvo marcada por episodios de manipulación y control. Sus hermanas y amigas advirtieron desde temprano que no era la pareja adecuada: "Salía con ella desde que era menor", afirmó una de sus hermanas, y Valentina, en más de una oportunidad, les compartió: “Me da un poco de miedo”.
El hostigamiento no se limitó a mensajes virtuales. La familia relató incidentes físicos, como cuando Castillo le lanzó piedras a la ventana de su habitación o incluso la subió al auto por la fuerza y la golpeó en el brazo. También aparecía en su entorno de manera recurrente, rondando su casa y frecuentando sus lugares habituales, evidenciando un patrón evidente de persecución.
En una de las conversaciones más perturbadoras, Castillo escribió: “¿Te veo con alguien y te mato?”, seguido de “Te hago la guerra y lo agarro a los tiros”, según se supo por los chats presentados ante la fiscalía. Estos mensajes llegaron mientras Valentina intentaba retomar una vida normal tras la ruptura: buscaba salir con amigas, organizar quedadas familiares o retomar su rutina escolar.
Ante la acumulación de pruebas, capturas de chats, audios e incidentes físicos, la fiscalía dictó la detención preventiva de Castillo. Sin embargo, el daño ya estaba hecho. Valentina, sintiéndose acosada e indefensa, no encontró otra salida. Su trágico desenlace subraya la urgencia de mejorar la protección de las víctimas y evitar que casos como este queden en tragedia.