El fotógrafo Pablo Grillo, quien fue gravemente herido por un proyectil de gas lacrimógeno disparado por la Gendarmería Nacional, fue dado de alta este 3 de junio luego de permanecer hospitalizado luchando por su vida por casi tres meses.
El trabajador de prensa será derivado al Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca donde se espera que su estado de salud evolucione positivamente. Su familia celebró la noticia y la describió como "una alegría en medio de un infierno".
El incidente que le causó consecuencias casi mortales tuvo lugar durante la marcha de los jubilados al Congreso el pasado 12 de marzo, cuando los enfrentamientos entre manifestantes y efectivos policiales se acrecentó pronunciadamente y la activación del protocolo antipiquetes habilitó a las fuerzas de seguridad a disparar latas de gas lacrimógeno, damnificando a múltiples protestantes y personas que circulaban por la zona. Grillo recibió uno de los proyectiles en su frente mientras trataba de fotografiar la escena en el Congreso.
En este contexto y tras la novedad de su estado de salud, sus allegados agradecieron a todas las personas que siguieron su evolución, apoyaron a Grillo por su trabajo y lo defendieron contra las maniobras represivas del Gobierno libertario: "¡Gracias eternas por el cariño, el apoyo y acompañamiento!", expresaron.
El fotoperiodista había sido sometido a una intervención quirúrjica en las últimas semanas por un cuadro de hidrocefalia y permanecido en terapia intensiva hasta que finalmente pudo incorporarse por sí mismo y sorprendió a su familia.
El suceso para ellos "fue increíble, sorpresivo. Estábamos tomando mate en el patio del hospital y aparece por una especie de balcón que hay alrededor. Se paró y nos saludó... fue una emoción que no podía controlarse". También contaron que Grillo tiene buena actitud y ánimo y "está muy embalado", además de que "se está enterando de todo lo que está pasando y no lo puede creer".





