
Harta llegó a Netflix sin demasiada promoción, pero bastaron unas horas para que se convirtiera en una de las películas más comentadas del momento. El film, dirigido por Tyler Perry, pone en el centro a una madre soltera desesperada por sobrevivir en un sistema que la castiga a cada paso. Su protagonista, encarnada magistralmente por Taraji P. Henson, atraviesa un día límite en el que todo se derrumba.
La historia impacta por su realismo: precariedad laboral, abuso, maternidad agobiante y falta de redes de contención. Perry elige narrar sin filtros ni concesiones, lo que generó un fuerte efecto en la audiencia. Muchas personas compartieron en redes que tuvieron que pausar la película o verla en partes por la intensidad emocional que provoca.
Más allá del dramatismo, Harta toca una fibra muy sensible: la invisibilidad de quienes sostienen sus vidas con esfuerzo extremo, mientras el sistema los ignora. La protagonista no es una heroína, es una mujer común, con errores y límites. Esa humanidad brutal es lo que más conecta con el público.
En pocos días, la película superó las expectativas y escaló en el ranking de lo más visto en varios países. Pero lo más interesante no son los números, sino los debates que despertó. ¿Cuántas personas viven situaciones similares? ¿Cuánto soporta una persona antes de quebrarse? ¿Por qué la salud mental sigue siendo un tabú?
Harta no es una historia fácil, pero sí necesaria. Es de esos dramas que incomodan, pero que dejan una marca. Y eso, en medio del catálogo infinito de Netflix, es un mérito enorme.