Una joven recurrió a su cuenta de Tik Tok para compartir una experiencia laboral que la dejó sorprendida y generó polémica entre los usuarios. Se trataba de una entrevista para trabajar en un bar de Palermo, donde, según relató, fue testigo de varias condiciones insólitas y comentarios que la hicieron rechazar la propuesta de inmediato.
“Es nefasto cómo te pueden negrear en la cara”, comenzó diciendo en su video, donde explicó que al principio la oferta le había parecido aceptable, aunque el sueldo era bajo.
Sin embargo, como necesitaba el trabajo, decidió avanzar. La tarea consistía en atender mesas, llevar pedidos y mantener el orden. Sin embargo, la segunda entrevista cambió por completo su percepción.
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En este marco, la joven contó que el encargado le mencionó que “tenían un problema con los aros y el peinadito”. Acto seguido, le dijo que para trabajar ahí debía presentarse con el llamado “clean look”. “¿Qué es un clean look?”, se preguntó la joven, desconcertada por el término que, según explicó, jamás le habían mencionado en otros trabajos.
Pero el comentario que terminó de desalentarla fue sobre el reparto de propinas. “Acá es todo compartido”, le dijo el entrevistador, lo que ella calificó como una gran “red flag”. Para su sorpresa, el dinero recibido como propina no solo se repartía entre mozos y camareras, sino también “hasta con los que limpiaban los baños”, afirmó.
Impactada por las condiciones, decidió no aceptar el puesto y salió a repartir currículums en otros locales gastronómicos. Su video se volvió viral rápidamente y recibió cientos de comentarios. “Te salvaste, amiga”, “El rubro gastronómico es tremendo” o “Deberías dedicarte al stand up” fueron algunos de los mensajes de apoyo que recibió.
Sin embargo, también hubo quienes relativizaron la situación: “Son decisiones, se aceptan consecuencias”, escribió un usuario. Otro comentó: “Aprendan a que te digan que no, generación de cristal”.
El testimonio de la joven reavivó el debate sobre las condiciones laborales en bares y restaurantes, especialmente en zonas como Palermo, donde muchas veces la precarización se esconde detrás de trabajos informales con exigencias poco claras o directamente abusivas.
