Los fines de semana largos de junio activaron el turismo interno, pero con un claro signo de ajuste. Según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), durante los feriados de Güemes y del Día de la Bandera se movilizaron 2.162.750 turistas, que gastaron en total $412.372 millones. Sin embargo, el gasto medido a precios constantes cayó un 27,9% en comparación con el mismo período del año pasado.
El informe destaca una modificación en los comportamientos de los viajeros: la estadía promedio se redujo de 2,9 noches (en 2023) a 2,2, y se registraron recortes en servicios recreativos y compras. “Esto refleja un turista más austero”, indicó CAME.
A pesar del contexto económico adverso, las 24 provincias desplegaron actividades culturales, gastronómicas y festivales patrios para atraer visitantes. Córdoba fue una de las más elegidas, con una ocupación promedio del 70% y picos de hasta el 85% en destinos serranos. Buenos Aires, Mar del Plata, Ushuaia y Misiones también registraron buen movimiento gracias a propuestas locales y eventos masivos.

El turismo de cercanía fue clave para sostener la actividad, con escapadas de corta distancia que dinamizaron economías regionales. En lo que va del año, más de 8,8 millones de personas se movilizaron durante los cinco fines de semana largos celebrados, generando un impacto económico de más de $2 billones.
Desde CAME remarcaron que los fines de semana largos siguen siendo una herramienta vital para sostener el turismo en temporada baja, aunque el desafío ahora pasa por recuperar el poder de consumo de los viajeros.




