Japón ejecutó este sábado a Takahiro Shiraishi, conocido como el “asesino serial de Twitter”, responsable de uno de los crímenes más estremecedores de la última década en ese país. El hombre, de 34 años, fue condenado a muerte en 2020 por asesinar brutalmente a nueve personas, ocho mujeres y un hombre, a quienes contactó entre agosto y octubre de 2017 a través de la red social.
Las víctimas eran jóvenes con tendencias suicidas, a quienes Shiraishi les ofrecía “ayuda para morir” en mensajes privados. Una vez que lograba atraerlas hasta su departamento en la ciudad de Zama, al sur de Tokio, las asesinaba, las descuartizaba y ocultaba partes de sus cuerpos en cajas o heladeras portátiles. El único hombre asesinado fue el novio de una de las víctimas, quien intentaba encontrarla.
Su arresto se produjo tras una serie de denuncias por desapariciones, y el caso generó una ola de conmoción en todo el país. "El caso causó una gran ansiedad en la sociedad", declaró el ministro de Justicia, Keisuke Suzuki, quien confirmó que la ejecución fue realizada bajo estrictas medidas de cautela. “La sentencia de muerte se ejecutó tras un juicio exhaustivo. Es un castigo extremadamente grave”, agregó.
Según medios locales, Shiraishi no mostró arrepentimiento en ningún momento del juicio. Al único hombre que mató, durante agosto y octubre de 2017, fue el novio de una de sus víctimas, quien acudió a él para buscar información sobre el paradero de su pareja. "Sus crímenes incluyeron robo, violación, asesinato y destrucción y abandono de cadáveres. Nueve víctimas fueron golpeadas, estranguladas, asesinadas, robadas y luego mutiladas con partes de sus cuerpos ocultas en cajas y otras desechadas en un vertedero de basura", confirmó el ministro de Justicia.
Japón es, junto a Estados Unidos, uno de los pocos países del G7 que mantiene la pena de muerte. Las ejecuciones se realizan por ahorcamiento y los condenados suelen ser informados pocas horas antes de su muerte.
