A más de dos semanas del accidente doméstico que la dejó con graves quemaduras, María Julia Oliván rompió el silencio con un mensaje tan crudo como conmovedor. Desde el Hospital Alemán, donde permanece internada hace 17 días, la periodista compartió una impactante imagen de una de sus manos vendadas y con los dedos visiblemente dañados.
“Mis manos son lo más sano que tengo. 16 días de terapia intermedia. Cinco intervenciones. Fiebre todos los días solo por la inflamación de la herida más grande de la pierna”, escribió en sus redes sociales.
El incidente ocurrió el 13 de junio en su casa, cuando intentó encender una chimenea moderna con etanol, tras regresar de una jornada laboral. “Le empecé a meter etanol, y más etanol... cuestión de que me prendí fuego. Me agarró una llamarada en todo el cuerpo”, relató. Fue su amiga Valu Bonadeo quien le salvó la vida al indicarle que se quitara la ropa de inmediato para frenar el avance del fuego.

Según contó la propia Oliván, la recuperación no será rápida y podría demandarle más de un mes. Además del intenso tratamiento médico, lo más difícil es enfrentar la distancia con su hijo Antonio, de 8 años, diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista (TEA). “Yo acá sin poder siquiera pararme para hacerle los dibujos y enseñarle”, lamentó, conmovida. También reconoció que el proceso le exige superar no solo obstáculos físicos, sino también “soledades emocionales”.
El caso de María Julia visibiliza una vez más los riesgos domésticos y la vulnerabilidad que pueden causar, incluso en situaciones cotidianas. Su testimonio conmueve y deja una reflexión sobre la fragilidad de lo cotidiano y la fuerza que se necesita para atravesar una recuperación como la suya.




