A sus 40 años atravesaba una gran depresión, fumando tres atados de cigarrillos por día, hecho que lo comprometía más en su lucha contra la neumonía.
Tras una extensa conversación con su familia logró hacer un giro en su vida.
Una de las claves para mejorar su estado fue ingresar al centro de día para adultos mayores, donde siempre intenta sacarle sonrisas a quienes transcurren al lugar.
Compró sus patines, utilizándolos como medio de transporte hacia su trabajo. Esto sumado al gimnasio mostró una mejora notable en su estado de salud.
Comenzó a utilizar el disfraz del hombre araña, que lo dio los poderes para superar la depresión, sumándole los patines y realizando bailes cada vez que podía.
Buscando generar felicidad en todos, ancianos y niños, argumentando que “Todos tienen que ser felices pase lo que pase”.
“La vida se vive hoy y el futuro es una incógnita. Lo que pasó ya está, no se puede volver atrás y todos los problemas tienen solución” culminó su declaración.