Desde hace meses, Juan duerme en las inmediaciones el Hospital San Juan de Dios. Los trabajadores de la institución lo alimentaron, lo cuidaron del frío y hasta lo llevaron a la veterinaria para que esté castrado y vacunado. Hoy, este perrito a quien describen como juguetón, espera encontrar una familia que lo adopte y le dé un hogar definitivo.
“Mi mamá, que trabaja en el hospital, se encargaba de armarle colchoncitos y buzos para que pudiera resguardarse del frío. Entre ella, yo y otras compañeras como Carolina y Eugenia, fuimos las que más lo cuidamos, aunque todos colaboramos con comida y mimos”, contó Nair de Sousa, parte del personal médico del hospital que busca un hogar para Juan.
Según los veterinarios, tiene alrededor de un año y medio. pero todavía conserva la energía de un cachorro. “Un día apareció en la puerta del hospital junto a otro perro. hicimos una vaquita y pudimos castrarlo y vacunarlo. Estaba con otro otro perrito ya consiguió familia, pero Juan sigue esperando”, relató Nair.
Sin embargo, nunca hubo un dueño que lo buscara. “Nadie preguntó por él. No sabemos cómo llegó, pero muchas veces pasa que la gente que se atiende en el hospital viene con sus perros y algunos terminan quedándose en la puerta. Juan se quedó, y nosotros lo adoptamos de alguna manera, al menos en el día a día”, explicaron quienes lo cuidan.
El vínculo con el personal de salud es muy fuerte. “Todos en el hospital lo adoramos. Pasamos y le damos una galletita o un mimo. Lo sentimos parte de la institución. Por eso siempre decimos que es el guardián del hospital, porque estaba en la puerta mirándonos cuando entrábamos”, recordó Nair.
Hoy, Juan está en tránsito en la casa de Nair. Aunque se está adaptando a convivir con siete gatos, no puede quedarse allí de manera permanente. “Mi mamá, Lorena Alegre, es fanática de los animales y se hace cargo de la mayoría de los gastos. Ella lo adora, pero necesitamos que alguien lo adopte definitivamente”, explicó.

Lo que buscan para Juan es una familia que pueda brindarle cariño y juego. “Ojalá alguien con un patio para que pueda tomar sol y correr un poco. No es hiperactivo, pero como es joven, le gusta jugar. Se merece un lugar donde lo cuiden y lo quieran”, dijo Nair.
Mientras tanto, los trabajadores del San Juan de Dios siguen difundiendo su historia con la esperanza de que Juan deje de ser “el guardián del hospital” para convertirse en el guardián de una familia que lo reciba con amor.




