Con el alivio del frío del invierno y la cercanía de la primavera que tendrá su inicio formal a mediados de septiembre, muchos esperan que la famosa Tormenta de Santa Rosa caiga sobre la región central del país para dar paso al cambio de clima.
La tradición dicta que la lluvia, caracterizada por una gran intensidad y cantidad de agua, debería desplomarse sobre la tierra en la última semana de agosto y está muy establecido esperarla el 30 de agosto, pero ¿realmente es tan precisa?
Primero, es necesario aclarar de donde viene el mito de la Tormenta de Santa Rosa y esclarecer por qué se la llama así.
Su nombre claramente proviene de una figura de la religión. Se trata de la canonizada Isabel Flores de Oliva, la primera mujer de América declarada santa. La limeña fue una terciaria dominica y mística religiosa que fue decretada en su carácter de santidad por el papa Clemente X en el año 1671.?
Santa Rosa fue quien, en 1615, organizó rezos para proteger las tierras de Perú de los invasores holandeses. Cuando los piratas extranjeros fueron sorprendidos por una fuerte tormenta que terminó por hacerlos desistir de su ataque, los pobladores asociaron el temporal a la campaña religiosa.
Así, desde entonces, las fuertes lluvias que caen durante el último mes del invierno son asociadas a Santa Rosa de Lima y cualquier tormenta que se acerca temporalmente o bien coincide con el 30 de agosto se dice que es la Tormenta de Santa Rosa. La tradición hoy está extendida por toda Sudamérica.
Sin embargo, también hay explicaciones meteorológicas para el fenómeno que se repite cada año. Y es que la proximidad de la primavera genera un clima propicio para la formación de nubes de precipitación por una mayor circulación de aire cálido y más humedad.
