Marta y Susana son dos amigas platenses que se conocieron a los cinco años en el Jardín del Colegio Normal N°1 y, aunque sus caminos escolares se separaron con el tiempo, la amistad nunca se interrumpió. Ahora, casi noventa años después, la vida las volvió a reunir bajo un mismo techo.
“Éramos un grupo grande de chicas y muchachos, con costumbres muy distintas a las de ahora. Antes todo era más estático, pertenecías a un grupo y ahí te quedabas. Nuestros modelos eran nuestros padres, no había tanta rebeldía”, recuerdan.
Las tardes de juegos forman parte de los recuerdos más lindos que vivieron juntas: patinaban en la terraza de Susi con botitas blancas, para disgusto del padre, que era pediatra y se quejaba del ruido que hacían las rueditas mientras atendía a sus pacientes.
También se disfrazaban con ropa de la hermana mayor de Marta y se ponían vestidos que, según ellas, a veces quedaban atascados. Asimismo, jugaban con cortinas de terciopelo que les permitían usar la imaginación y convertirse en reinas por un rato.
Con respecto al estilo de vida durante esa época en la ciudad de La Plata (la cual remarcan que es un hermoso lugar para vivir), sostuvieron: “era una vida muy tranquila, distinta a la de los jóvenes de ahora. No había salidas nocturnas estando solteras, y siempre nos acompañaban nuestros padres. Nunca caminábamos solas de noche”, cuentan con nostalgia el contexto en el que vivían, pero que sin embargo, las hizo crecer en un ambiente más reservado y obediente.
Asimismo, el cine y la música fueron grandes compañías en sus juventudes y recuerdan artistas como Frank Sinatra, Glenn Miller, Benny Goodman y André Kostelanetz, quienes sonaban de fondo en sus vidas, junto con inolvidables voces francesas e italianas. “La influencia norteamericana era enorme, nos marcó muchísimo”, contó Susi.
A lo largo de la conversación, Susana resaltó que Marta siempre fue “la más rebelde y pícara” del dúo, aunque ambas se reconocen charlatanas y vivaces. Al ser consultadas sobre algún sueño frustrado o el deseo de haber estudiado alguna carrera universitaria, Marta fue clara: “Nunca me interesó estudiar una carrera universitaria, me alcanzó con casarme y tener la familia que tuve”.
Hoy, con 93 años, comparten sus días en un hogar de adultos mayores en La Plata, donde las risas y anécdotas siguen siendo protagonistas. “Nunca imaginamos llegar a esta edad, pero aún así, te das cuenta que la vida es muy corta”, reflexionan, dejando en claro que lo único que permanece intacto con el paso del tiempo es la amistad.
Por último, Marta y Susana invitan a pensar sobre lo valioso que es llegar a esa edad con historias para compartir con los nietos. Su vida demuestra que cada etapa deja grandes lecciones y que el verdadero secreto está en vivir intensamente, sin importar los caminos, bien parados o en la lona, que toquen recorrer.