Cada persona tiene un tipo de humor particular, producto de sus experiencias y vínculos, y en los momentos menos esperados de la cotidianeidad estos rasgos personales quedan expuestos en algún chiste espontáneo o con algo que genera una risa.
Sin embargo, a veces, estas cosas generan algo de choque entre gente que se acostumbró a reír siempre de las mismas cosas. Y este fue el caso de Mayra, una usuaria de X que compartió los momentos que más le chocaron al conversar con la verdulera de su barrio.
"Ella es de las personas que contestan rodo de forma literal. Pido tomate y me pregunta '¿redondo o perita?'; le respondo 'redondo, ¿pueder ser?' y me dice 'si no pudiera ser no te lo preguntaba'", contó.
Y con eso no es suficiente para la dueña del comercio. Continúa cada vez que su clienta le pide otra cosa: "le digo '¿puedo llevar estos ajos?' y me dice '¿y por qué no podrías?'". El humor de la mujer, ya lejos de causarle gracia, fue mutando a algo más parecido a la frustración. "Dejame pasar una", exclamó Mayra.
A partir de esto, se abrió un debate alrededor de su descargo donde se sumaron varias personas que ya se cansaron de que les hagan este tipo de chistes.
mi verdulera es de esas personas que contestan todo de forma literal, pido tomate me dice «redondo o perita» le digo «redondo puede ser?» y me dice «si no pudiera ser no te lo preguntaba» le digo «puedo llevar estos ajos?» «y por qué no podrías?» jsdjjdjf loca dejame pasar unaaa
— Mayra Arena (@ArenaMayraok) September 10, 2025
"No me voy a olvidar de cuando a un colectivero le dije 'chau, hasta luego' y me respondió 'pero si no nos vamos a volver a ver'", recordó un usuario. Otro se quitó de encima un típico remate que ya lo enerva: "'¿Me das un vaso de agua?'; 'sólo tengo de vidrio'".
"Lo peor es que se creen súper inteligentes", lanzó y otra lo secundó: "hay gente que necesita hacer sentir tontos a todos todo el tiempo".
Pero también hubo quienes defendieron a la verdulera y consideraron que, probablemente, ya esté cansada de las preguntas de quienes entran y salen a diario de su local. "Vos hacés preguntas muy obvias. '¿Puedo llevar estos ajos'? ¡No! Están de adorno para espantar vampiros", dijo sarcásticamente.
"Yo trabajo en atención al cliente y a veces me vienen a decir 'hola, ¿puedo pedir tres cookies?' y yo por dentro pienso '¿y si le digo que no?'", contó alguien desde la perspectiva del comerciante.





