Buenos Aires, septiembre de 2025.– Yas regresa con Crecer duele, una canción que marca un nuevo capítulo en su carrera y que la reafirma como una de las artistas más representativas de su generación. Con un lanzamiento previsto para el 10 de septiembre, la obra se sumerge en el proceso de maduración personal y abraza la vulnerabilidad como un puente hacia el arte.
En este single, Yas expone con honestidad el costado menos idealizado del crecimiento. La canción atraviesa la confusión, la pérdida de ilusiones y la sensación de incertidumbre que acompaña el paso de la adolescencia a la adultez. Con una lírica íntima y directa, invita a reconocer que crecer también puede doler, y que de ese dolor surgen aprendizajes profundos.
El relato conecta de manera generacional al poner en palabras las emociones de quienes transitan esta etapa vital: la independencia, la caída de los ídolos, la redefinición de la identidad y las expectativas frustradas sobre el amor y la vida. Con sensibilidad y transparencia, Yas convierte esa fragilidad en una fuerza creativa capaz de resonar en su audiencia.
El estilo narrativo de la artista se vuelve cada vez más definido, estableciendo un lazo profundo con quienes la escuchan. En Crecer duele, Yas no solo comparte su historia, sino que habilita un espacio de identificación colectiva, donde cada oyente puede verse reflejado en sus propias dudas y búsquedas.
La producción del single contó con un equipo creativo consolidado: Julia Conde como directora creativa, Melanie Anton Def a cargo de la dirección de arte, Jorge León en el estilismo y la dirección general de Peter Akselrad. Cada detalle contribuye a reforzar la autenticidad y la sensibilidad que caracterizan a Yas.
Tras el impacto que generó La niña, su lanzamiento anterior, Crecer duele llega para profundizar el camino artístico de Yas. La propuesta combina un sonido cuidado con una estética que potencia su identidad y la posiciona como una voz singular dentro de la escena musical actual.
Con este nuevo single, Yas invita a mirar de frente la vulnerabilidad y a comprender que, aunque crecer duele, también abre la puerta a una experiencia más auténtica y verdadera.