La repentina fama que Coty Romero alcanzó tras su paso por Gran Hermano transformó radicalmente su vida. De ser una joven de perfil bajo en Corrientes capital, pasó a estar bajo la mirada masiva del público y el escrutinio constante de las redes sociales.
En una entrevista para Resu, Coty habló con sinceridad sobre las dificultades emocionales que enfrentó luego de salir del reality. Contó cómo el cambio brusco, de vivir en un ambiente tranquilo a estar expuesta a millones de personas, afectó su salud mental y su entorno personal.
Antes del programa, Coty tenía alrededor de 108.000 seguidores en Instagram; tras salir, ese número se disparó a un millón en cuestión de horas. Este aumento rápido de seguidores trajo consigo tanto reconocimiento como hostigamiento. Recibió críticas duras, ataques a su cuerpo, su familia y hasta a su religión, lo que la afectó profundamente.
Romero admitió que esta situación la llevó a momentos muy difíciles: “Me sentía sola, incluso llegué a autoflagelarme”, confesó. Aunque tenía el apoyo de sus seres queridos, el peso de la exposición pública y la presión de mostrar fortaleza hicieron que su malestar fuera ocultado incluso a su círculo cercano. Llegó a aislarse y perder el interés por actividades básicas, como bañarse.
La clave para superar esa etapa fue el acompañamiento familiar y la decisión de comenzar terapia. Coty resaltó la importancia de reconectar con sus raíces y mantener vínculos genuinos para recuperar fuerzas. “Volver a Corrientes me ayuda a recargar energías”, dijo.
Además de la presión mediática, Romero también sufrió decepciones personales, como la deslealtad de personas en su entorno, lo que profundizó su aprendizaje y crecimiento. Su testimonio expone los múltiples desafíos de la fama repentina en la era digital, destacando la necesidad de apoyo y autenticidad para enfrentar las consecuencias emocionales.




