Con la llegada de la primavera, en Argentina se ha popularizado una costumbre que cada año gana más seguidores, regalar flores amarillas. Este acto, impulsado especialmente por las redes sociales, tiene un origen curioso en una serie de televisión y hoy se convirtió en una tradición clave para celebrar el Día de la Primavera.
La historia comenzó en 2004 con la telenovela juvenil Floricienta, protagonizada por Florencia Bertotti. En uno de sus episodios más recordados, la protagonista recibe un ramo de flores amarillas de su amor, Franco Fritzenwalden, personaje interpretado por Benjamín Rojas. Esa escena se volvió un símbolo cultural que trascendió la pantalla.
El color amarillo, además de su vínculo con la serie, tiene un significado muy especial. Representa alegría, energía y optimismo, por lo que regalar flores de este tono suele asociarse con deseos de buenos augurios y nuevos comienzos. En el terreno de la amistad, simbolizan vínculos sinceros, y en el amor, esperanza y renovación.
Aunque su origen moderno esté ligado a la ficción, regalar flores amarillas el 21 de septiembre no es solo un gesto romántico o amistoso, sino un símbolo de renovación que acompaña la llegada de la primavera y la juventud en Argentina. Su significado profundo hace que cada ramo tenga un valor especial.
Las redes sociales fueron clave para que esta tradición creciera y se viralizara. Cada año, miles de usuarios en plataformas como TikTok e Instagram comparten imágenes y videos con ramos amarillos, a menudo acompañados por la canción “Flores Amarillas” de Floricienta, reforzando la conexión cultural entre ficción y realidad.
Además, la demanda de flores como girasoles, rosas y tulipanes amarillos aumenta considerablemente antes del 21 de septiembre, impulsando también la economía local. De esta forma, lo que comenzó como una escena televisiva se transformó en un ritual colectivo lleno de nostalgia, cariño y esperanza.





