El domingo 29 de agosto de 1965, el artista Dean Reed llegó a La Plata acompañado de su madre y causó una revolución inesperada en el Hipódromo local.
Mientras los “burreros” seguían concentrados en las carreras, las chicas presentes no pudieron evitar conmoverse con la presencia de aquel cantante estadounidense que ya despertaba pasiones en América Latina.
Es preciso mencionar que, en diálogo con el diario El Argentino, Dean Reed contó que había nacido en 1939 en Denver, Colorado, en el seno de una familia de ganaderos.
Aunque estudió meteorología, pagó sus estudios con la música: recorría ranchos turísticos interpretando canciones estilo cowboy con su guitarra. Su golpe de suerte llegó temprano, cuando a los 16 años compuso un tema que lo llevó a firmar un contrato de siete años con Capitol Records.
El salto al cine no tardó en llegar y la Warner Brothers lo convocó para actuar en series y películas, lo que le abrió las puertas de Hollywood. Sin embargo, su carrera tomó un giro inesperado durante una gira por América Latina, donde el contacto con el público y la realidad social de la región marcaron su destino.
En la capital bonaerense, Dean Reed también se presentó en la sede de Gimnasia y Esgrima La Plata, donde fue ovacionado. Testigos de aquella época recuerdan que después del show en el club, tomó un taxi rumbo a Berisso para cantar en la ciudad vecina, en una maratónica jornada que quedó grabada en la memoria local. (MITO O REALIDAD?)
Si bien comenzó con baladas de amor y canciones de rock en Estados Unidos, Reed decidió radicarse en Chile y más tarde en la Argentina. Allí no solo cantó y actuó, sino que también abrazó la militancia comunista, lo que lo convirtió en una figura incómoda para los gobiernos de turno. Fue expulsado en dos oportunidades de la Argentina y llegó a ser detenido en Chile por lavar con detergente una bandera de Estados Unidos frente a la embajada.
Ese gesto y su postura política le dieron fama de “Elvis rojo” o “cowboy socialista”. Dean Reed se convirtió en un ícono cultural y político, admirado por muchos y cuestionado por otros. Su vida transitó entre la música, el cine, el activismo y el escándalo.
El final de su historia fue tan enigmático como su vida. En 1986 apareció muerto en un lago de Alemania Oriental, donde residía. Nunca se esclareció si se trató de un accidente, un suicidio o un asesinato político.
A casi seis décadas de aquella visita a La Plata, Dean Reed sigue siendo recordado como un artista singular que cruzó fronteras y mezcló la cultura pop con la militancia, dejando huellas tanto en la memoria local como en la historia mundial.
