Un episodio insólito ocurrió en La Plata en 1925, cuando las autoridades educativas impulsaron una medida que provocó indignación entre familias y alumnos. A más de cien años, la ordenanza todavía genera indignación por el tipo de propuestas descabelladas que se proponía para controlar a los menores.
El 5 de septiembre de ese año, el diario El Argentino publicó la noticia bajo el título “Un cartel que causa mal efecto”. Según relataba la nota, el Consejo Escolar de La Plata había ordenado colocar carteles en las paredes con una advertencia dirigida a la policía.
Dicho aviso decía: “Sr. Agente de Policía: Detenga al primer niño en edad escolar que se ponga a su alcance y exíjale la presentación de su certificado escolar”.
Dicha medida era para poder controlar con mayor rigor los “rateos”, y finalmente, solicitaba a los oficiales llevar a la comisaría a aquellos menores que no posean un certificado.
La disposición fue duramente cuestionada por vecinos, padres y hasta por los propios estudiantes, que se organizaron espontáneamente para arrancar los carteles de las calles. Muchos propietarios de viviendas también retiraron los avisos, considerando ofensiva la propuesta.
El rechazo era dirigido hacia la excesiva medida que posicionaba a los oficiales como "cazadores de chicos", por no portar un papel.
La nota concluía con una advertencia irónica: “Ya saben los padres: que no salgan sus chicos a la calle sin el correspondiente certificado escolar, pues no ha de faltar algún agente de policía que tome en serio la incitación, y dé con ellos en la comisaría”.