La ciudad de La Plata ha sido cuna de decenas de artistas de distintos campos y, entre sus diagonales, su identidad de urbe pequeña y sus maravillas, han nacido figuras que trascendieron su propia vida a través de obras míticas. Pero no todas estas personas materializaron sus creaciones, algunas sólo las colgaron en el aire y dejaron que viajaran por la capital bonaerense como el perfume de los tilos.
"Noche. La Plata. En el centro / cuatro gatos, algún cuzco / nunca encuentro a los que busco / nunca busco a los que encuentro", con estos versos inicia un poema que hoy continúa vivo gracias a la memoria de quienes lo oyeron alguna vez en algún bar o esquina platense.
Su autor, Pablo Navajas Jauregui, nunca lo publicó en ninguna revista o libro y, sin embargo, logró permanecer en la historia gracias a su extravagante presencia y audacia para recitar su nocturno -un tipo de poema que tematiza los sentimientos que surgen en la noche- ante un público casual.
"Mi papá siempre recordaba esa poesía y a veces la recitaba", aseguran en un grupo de recuerdos de Facebook. Muchos parecen haber grabado un recuerdo bastante vívido de aquella escena que pintan las palabras del autor.
"Él vivía en la zona de Plaza Olazábal. Alguna vez alcancé a ver a su hermana, Raquelita, en la casa y a él en el cine Mayo cubierto con un impermeable color crema o beige", relató una mujer respecto de aquella figura que transitó la ciudad con su estilo de vida bohemio.
Otros aseguraron que era un "asiduo concurrente al Rivadavia" y varios coincidieron en que "iba al cine Belgrano a socializar con los jóvenes del mercado".
Asimismo, algunos rasgos de su vida íntima eran tema de debate entre quienes lo conocieron. Hubo quienes señalaron que "estaba dentro del clóset" y que por eso nunca se casó, otros contradijeron este supuesto secreto y aseguraron que "jamás ocultó nada; era explícito".
Sin duda se trató de un personaje sin igual que se convirtió él mismo en una obra digna de desentrañar, de la cual se sigue hablando en la actualidad, y que compuso, según un investigador, "el más célebre y travieso poema platense que concluye, empero, del modo más desconsolado: ¡La Plata y sus pobres mozos! / ciudad de amigos gravosos… / y de enemigos gratuitos".