Una historia de amor que se trasladó de La Plata a Cosquín: él cantaba, ella escuchaba y el folclore los unió para siempre

Eugenia y Nicolas se cruzaron una noche en el camping de las peñas aledañas y desde entonces no volvieron a separarse
Sociedad 09/10/2025 . Hora: 12:25

Lo que comenzó como una noche más de música y folclore en el Festival de Cosquín terminó convirtiéndose en el inicio de una historia de amor inolvidable.

Nicolás, un cantante oriundo de Bariloche, viajó por primera vez en 2005 al tradicional encuentro para presentarse en las peñas aledañas al festival. Fue allí, en uno de los campings donde se alojaba, cuando Eugenia, una joven platense que había asistido con amigas, lo escuchó cantar por primera vez.

Desde ese instante, algo especial surgió entre ellos. “Yo no podía creer que una chica tan hermosa pudiera darme bola”, confesó Nicolás. Pero el flechazo fue mutuo y Eugenia aseguró que apenas lo vio, le dijo a sus amigas que se iba a casar con él.

“La música fue fundamental, fue la que nos llevó a Cosquín a conocernos sin saberlo. Fue la que hizo que ella me viera”, explicó Nicolás. Desde entonces, la música siguió siendo parte esencial de su historia y su día a día: “Escuchamos bastante folclore mientras hacemos las tareas cotidianas. Tocamos y cantamos juntos, es algo que nos conecta”.

Entre las canciones que los marcan, Nicolás recuerda especialmente Tristecito, un bailecito que hablaba del amor a la distancia: “Creo que esa canción podría representar nuestra historia. También Para los ojos más bellos, una chacarera que me hace acordar a Euge”.

La distancia fue el primer desafío para la pareja, pero no pudieron estar mucho tiempo separados. “Nos conocimos en enero, en marzo ella fue a Bariloche a conocer a mi familia, y en junio volvió a visitarme. En agosto ya me vine definitivamente a La Plata. Fueron seis meses de viajes constantes, porque no podíamos estar separados”, relató.

Entre las anécdotas que guardan con cariño, Nicolás recuerda la última noche en Cosquín: “El festival terminó un domingo y nosotros nos volvíamos el martes. Quise hacer un asado en el camping, pero no podía prender el fuego. Al final lo logré, comimos tarde y Euge se quedó dormida… ahí conocí una faceta de ella que me encantó”.

Antes de regresar a Bariloche, Nicolás debía pasar por Alta Gracia a visitar a su hermano. Sin embargo, el deseo de volver a ver a Euge fue más fuerte. “Tenía que hacer un transbordo en Neuquén o en Buenos Aires. Elegí Buenos Aires porque tenía diez horas entre colectivos y vine de sorpresa a La Plata. Así conocí a su familia. Fue la confirmación de que la cosa iba en serio”.

Hoy, el amor que nació al ritmo del folclore sigue sonando en su hogar ubicado en la ciudad de La Plata . Nicolás y Euge comparten la vida con sus dos hijos, Carmela y Facundo, quienes crecen rodeados de música, guitarras y el mismo sentimiento que los unió aquella noche mágica en Cosquín.