La historia de Kira Cousins, una joven de Airdrie, Escocia, sorprendió a toda una comunidad. Durante meses, fingió un embarazo y hasta el nacimiento de una hija que nunca existió. En redes sociales, compartía fotos de ecografías, hablaba del parto y mostraba regalos que recibía de familiares y amigos, entre ellos un cochecito y una sillita valuados en más de mil libras.
Incluso llegó a publicar que la beba había nacido con 2,4 kilos, detallando supuestos problemas de salud e internaciones. Nadie sospechaba nada, hasta que su madre descubrió la verdad: en la habitación encontró una muñeca envuelta como un recién nacido.
El engaño generó conmoción en su entorno. “No crean que mi familia me dejó pasar esto, no fue así. Ninguno sabía la verdad, ni siquiera el padre ni su familia”, intentó justificar Kira en un video de TikTok, donde se volvió viral. Según se supo, el joven que creía ser el padre se enteró por mensaje de texto, cuando Kira le escribió diciendo que el bebé había muerto.
Amigos y allegados comenzaron a atar cabos. Algunos habían notado que la “bebé” nunca lloraba y que Kira no dejaba que nadie la tocara. Neave McRobert, una amiga cercana, contó que empezó a sospechar cuando desaparecieron las fotos y videos del supuesto bebé de los chats. “No puedo imaginar cómo se siente el padre ni todos los que fuimos engañados”, expresó.
El caso reabrió el debate sobre los trastornos psicológicos asociados a embarazos falsos y la exposición en redes, donde las apariencias muchas veces reemplazan a la realidad.