La industria metalúrgica atraviesa uno de los momentos más delicados de los últimos años. Según el último informe de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), la producción del sector cayó 5,2% interanual en septiembre y 1,1% respecto de agosto, marcando su nivel de actividad más bajo desde junio de 2020, en plena pandemia.
El deterioro se profundiza en los principales polos fabriles: Buenos Aires y Córdoba concentran las caídas más pronunciadas. La apertura de importaciones, la falta de financiamiento y la competencia desigual con productos provenientes de China y Brasil presionan a un sector que hoy opera un 30% por debajo de su pico histórico.
“La industria nacional atraviesa niveles productivos muy bajos, casi idénticos a los de 2024. Es una parálisis preocupante”, advirtió Elio Del Re, presidente de ADIMRA, quien pidió que “la producción argentina vuelva a ser tenida en cuenta” para evitar un mayor impacto sobre el empleo.
El golpe laboral ya comenzó a sentirse: el empleo metalúrgico cayó 3,2% interanual y 0,3% mensual, aunque las pymes del sector aún intentan evitar despidos masivos. “El golpe fuerte se va a sentir hacia fin de año”, alertaron fuentes empresarias, que remarcaron el esfuerzo por mantener al personal calificado pese a la baja en los pedidos.
Con fábricas trabajando muy por debajo de su capacidad y un mercado interno retraído, la metalurgia enfrenta un escenario complejo. Sin señales de reactivación a corto plazo, los industriales reclaman medidas urgentes para recuperar la competitividad y evitar que el apagón productivo se convierta en una crisis estructural.