Río de Janeiro se encuentra en un estado de conmoción tras la operación policial más sangrienta de su historia.
En este marco, más de 120 personas murieron durante un gigantesco operativo de las fuerzas de seguridad contra el Comando Vermelho, la banda narco más poderosa de la ciudad, en las favelas de Penha y Alemão.
Es preciso mencionar que, el horror se apoderó del Complejo de la Penha, donde vecinos trasladaron al menos 54 cuerpos hasta una calle para que pudieran ser reconocidos por sus familiares.
“En 36 años de favela, pasando por varias operaciones y masacres, nunca vi nada parecido. Es algo nuevo. Brutal y violento en un nivel desconocido”, relató el activista Raull Santiago, que colaboró en el traslado de víctimas desde la zona de la Serra da Misericórdia, epicentro de los enfrentamientos.

El operativo movilizó a 2.500 agentes con el objetivo de capturar a los jefes del Comando Vermelho. Según el parte oficial, murieron 60 presuntos delincuentes y cuatro policías, aunque el secretario de la Policía Militar, coronel Marcelo de Menezes Nogueira, reconoció que los cuerpos trasladados por los vecinos no están incluidos en esa cifra, por lo que el número real de víctimas podría superar los 120.
En medio del caos, seis cuerpos fueron llevados en una Kombi al Hospital Estadual Getúlio Vargas, generando escenas de desesperación entre el personal de salud. Imágenes difundidas en redes sociales mostraron decenas de cadáveres alineados en una plaza y mujeres llorando sobre ellos.
Ante la alarmante situacion, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva regresó de Malasia y convocó de urgencia a su Gabinete para analizar la situación.
Se espera además una reunión con las autoridades de Río de Janeiro para definir los próximos pasos ante una tragedia que reaviva el debate sobre la violencia y la política de seguridad en Brasil.




