Tras cuatro días de intensa búsqueda, la policía bonaerense encontró el cuerpo sin vida de Débora Damaris Bulacio del Valle, de 39 años, quien había desaparecido el sábado por la noche en el camping Miguel Lillo de Necochea, donde se encontraba junto a su pareja, Ángel Andrés Gutiérrez, ahora detenido como principal sospechoso.
El hallazgo se produjo este martes en un lago cercano al camping, luego de que efectivos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, Defensa Civil, guardaparques y otras áreas municipales realizaran amplios rastrillajes en la zona. El cuerpo fue encontrado sumergido y posteriormente flotando, acorde a los tiempos periciales que indican que los restos humanos salen a la superficie alrededor de las 72 horas después de ser arrojados al agua.
“Esto se corresponde con un dato pericial, porque los cuerpos salen a la línea de flotación a las 72 horas. Por lo tanto, si el cuerpo había sido arrojado a la laguna, producto de las modificaciones que sufre un cuerpo de estas características, depende de qué lo amarre al fondo, el cuerpo sale a la línea de flotación”, explicó el periodista Ignacio González Prieto en TN.
Gutiérrez, quien se encuentra detenido y se negó a declarar, tenía antecedentes por violencia de género en la ciudad de Tandil, denunciado por otra mujer. De acuerdo con las primeras pericias y los testimonios recolectados, la relación entre Débora y su pareja era conflictiva y estaba atravesada por episodios de agresión.
Fuentes de la investigación indicaron que la carpa y las ropas del acusado presentaban manchas de sangre, además de registrarse un alambrado roto y síntomas de arrastre en las inmediaciones del lugar. También se habrían encontrado grabaciones y mensajes en el teléfono del sospechoso que evidenciarían discusiones y agresiones previas.
Durante los cuatro días de búsqueda, unos 80 efectivos policiales participaron de los rastrillajes en la playa y en el Parque Miguel Lillo, especialmente en el sector conocido como El Caño, donde se encontraron prendas personales que pertenecerían a la víctima.
El crimen de Débora Bulacio conmociona a la comunidad de Necochea y reaviva el debate sobre la violencia de género y la necesidad de fortalecer las políticas de prevención y asistencia a las víctimas. Su muerte se suma a una dolorosa lista de femicidios ocurridos en los últimos meses en distintos puntos del país.
