Robertito Funes Ugarte pasó por la mesa más famosa del país, en La Noche de Mirtha, donde el periodista repasó anécdotas de su carrera, habló de su paso por distintos canales y generó risas cuando reveló el origen del apodo que lo acompaña desde hace años. En el ciclo, contó quién fue la primera persona que lo llamó “Robertito”, el diminutivo que terminó convirtiéndose en su apodo en el medio.
Todo surgió cuando Mirtha le preguntó por qué nadie lo llama simplemente “Roberto”. “Nunca nadie me dice Roberto. Solo cuando se enojaban en el colegio. Pero el que me puso Robertito fue Eduardo Feinmann”, confesó y luego se tomó su tiempo para contar la historia.
El periodista explicó que el apodo nació cuando trabajaba con Feinmann en sus primeros años en C5N. “Yo soy el sexto Roberto de mi familia, pero me decían Robert. Un día estábamos en Punta del Este y Eduardo dijo ‘vamos con Robertito’… Y aparecí con dos perros de este tamaño (mientras señalaba la altura de la mesa) una bermuda y una sandalias hasta la rodilla. Eduardo se sorprendió y así quedó”, recordó divertido. Desde entonces, el nombre lo acompañó a cada paso profesional.
Durante la charla, también resaltó que el público adoptó el apodo con naturalidad. “La gente me trata tan bien, me dicen Robertito en la calle, en todos lados. Agradezco muchísimo eso, porque gracias a ellos tengo trabajo”, expresó con emoción al hablar de su vínculo con la audiencia y su recorrido como cronista.
Funes repasó además su variado camino laboral: desde sus comienzos como bailarín y notero en América, hasta sus años como conductor en distintos programas. “Fui repartidor de pizzas, viví en Europa, trabajé como animador, hice de todo”, contó, destacando el esfuerzo detrás de su carrera y el apoyo de Daniel Hadad, a quien definió como su padrino en los medios.
Hacia el final, reafirmó su amor por la calle y por el periodismo de exteriores, algo que considera el corazón de su profesión. “Yo nunca voy a dejar de ser un periodista de calle. La gente me dio absolutamente todo”, aseguró, subrayando que ese contacto directo es lo que lo mantiene conectado con la realidad.





