La mejora en el mercado del trabajo durante el tercer trimestre de 2025 no implicó una recuperación en la calidad del empleo sino que los puestos creados se caracterizaron por inestabilidad, malas condiciones y bajos ingresos, según un informe de la consultora Analytica.
El reporte al que accedió la Agencia Noticias Argentinas advirtió que “la calidad del empleo sigue deteriorándose” a pesar del aumento de ciudadanos empleados al precisar que “los puestos generados son esencialmente inestables, de mala calidad y bajos ingresos”.
En este marco, reveló que “el rasgo dominante fue el avance de la informalidad, que pasó de 42,6% a 43,3% de los ocupados en la comparación interanual” y puntualizó que “la reducción del desempleo se dio, así, en un contexto donde el 85% de la creación neta de puestos de trabajo se concentró en empleos más inestables y de menores ingresos”.
El aumento de la informalidad observado en el tercer trimestre de 2025 no fue homogéneo sino principalmente en los trabajadores por cuenta propia. Entre los asalariados, la informalidad se mantuvo prácticamente estable en la comparación interanual, ubicándose en torno al 36,7%.
En contraste, entre los trabajadores por cuenta propia, la informalidad no solo es estructuralmente más elevada, sino que además se aceleró del 61,9% a 64,9% en un año, consolidándose como la categoría con mayor incidencia de empleo informal.
Al respecto, desde Analytica consideraron que “lejos de constituir una señal de dinamismo emprendedor, el avance de la informalidad entre los independientes refleja, en muchos casos, la falta de alternativas de inserción en empleos asalariados estables”.
En el análisis por grupos etarios, el trabajo señaló que “la mejora observada en los indicadores laborales no se tradujo en una inserción más sólida para los jóvenes”, al indicar que la baja del desempleo “estuvo explicada principalmente por una baja en la tasa de actividad y no por una expansión del empleo”.
En este sentido, planteó que “la falta de oportunidades laborales atractivas lleva a abandonar la búsqueda de empleo” al remarcar que “los jóvenes siguen siendo el grupo más afectado por la informalidad, con inserciones laborales predominantemente precarias”.
En cuanto a la realidad de los jefes y jefas de hogar, el informe especificó que “muestran una dinámica más rígida y preocupante”, al detallar que la tasa de actividad se incrementó y “se tradujo en un aumento del desempleo con una suba menor del empleo”.
Sobre este aspecto, esbozo que “el riesgo es que, dado que los jefes de hogar tienen menor margen para retirarse del mercado laboral y en ausencia de cobertura en el desempleo, tengan una mayor presión a aceptar empleos informales o de baja estabilidad”.
La mejora laboral observada no fue uniforme a nivel país, acentuando la complejidad territorial. Los grandes aglomerados (más de 500 mil habitantes) registraron una desocupación del 6,9%, superior al 5,2% de los más pequeños.
A nivel regional, el estudio exhibió que solo el Gran Buenos Aires y la Patagonia mostraron caídas en el desempleo. En contraste, la desocupación aumentó en Cuyo, el Noreste (NE) y el Noroeste (NO), donde las tensiones laborales persistieron o se profundizaron.
Entre los aglomerados con mayores problemas, Río Gallegos lideró el ranking con una tasa de desocupación del 10,8%, evidenciando un deterioro "marcado y persistente". Le siguieron Gran Resistencia (10%) y Gran Rosario (8,9%), esta última impulsada por un aumento de la búsqueda laboral que el mercado local no pudo absorber.
En los partidos del Gran Buenos Aires la desocupación se redujo en 0,8 puntos, pero la alta concentración de cuentapropistas informales en la región refuerza el diagnóstico de que la reducción del desempleo se hizo a costa de un avance en la precariedad laboral.