A la hora de darse un gustito, es de público conocimiento que uno de los que más deleita a Susana Giménez es el vino. Sentarse y compartir una charla con amigos, con una copa en la mano no lo cambia por nada. Tiene su marca preferida y no la traiciona. Sin ir más lejos, en el baúl lleva alguna botella por si se presenta la ocasión.
A tal punto disfruta de esto, que no hay dieta que la aleje de esta bebida. Intento en algún momento dejarlo, pero, siempre se vuelve al primer amor. La diva prefiere tener algún kilito de más producto del alcohol antes que abandonarla.
Instalada en Punta del Este, donde pasará gran parte del verano antes de marchar a Miami, su otro lugar en el mundo, Susana se reunió a comer con su amigo Pet Figueroa. Parece que tenían mucho para contarse, la charla se extendió y, claro, las botellas fueron desfilando por la mesa.
Cuando llegó el momento de pararse y enfilar para su vehículo e irse a dormir, se percató que la bebida había hecho de las suyas en su organismo. Lejos de detenerse, se subió a su camioneta y…tardó un buen rato en ponerla en marcha y partir. Parece, según testigos en el lugar, que Su no podía embocar la llave. Después de varios minutos, logró su objetivo a descansar.
Entre los que la vieron se preguntaban porque no la llevó un chofer, o se volvió en taxi, ya que en ese estado, era peligroso para ella y para terceros. Por otro lado, la risa. Dicen que no fue más una escena graciosa ver como no podía arrancar el motor.
