En la apertura de las sesiones ordinarias, Macri dijo que el país estaba atravesando un proceso de "crecimiento invisible" de la economía, lo que despertó las críticas y burlas de los dirigentes opositores.
Se trata, sin embargo, de una buena metáfora para explicar por qué la economía crece en los números, pero "la gente no lo siente".
El INDEC confirmó en las últimas horas que el PBI trepó un 2.8% en 2017 luego de un 2016 recesivo. Actividades inmobiliarias y de alquiler, construcción, intermediación financiera y energía son los sectores que más aportaron a la mejora. No son, justamente, los rubros que más empleo y prosperidad generan en un corto plazo.
La economía macrista tuvo una recuperación consistente desde octubre de 2016, pero se intensificó a partir de abril de 2017 cuando el país comenzó a crecer a un ritmo de entre el 4 y el 5% interanual; es decir, como en 2010 y 2011, los mejores años de Cristina Kirchner. En octubre de 2017 tocó un pico del 5% y el reciente dato de diciembre muestra que el crecimiento fue del 2%. Un llamado de atención.
Esto trae una doble conclusión: Cambiemos no ganó en 2017 solamente por el voto anti-K, sino que también acompañó la recuperación de varios sectores. Y en segundo lugar, surge la pregunta: ¿La economía 2018 tendrá un comportamiento floreciente como en abril-octubre de 2017 o algo más moderado como en los meses posteriores?
Desde el gobierno se conforman con repetir una suba cercana al 3%. Pretenden, además, que los motores del crecimiento sean las exportaciones y las inversiones, a diferencia del gobierno anterior que estimulaba el consumo y el gasto público.
Pero como dice el refrán: del dicho al hecho hay un gran trecho. Las inversiones anduvieron bien en 2017, pero las exportaciones se vienen derrumbando desde hace varios meses por el dólar barato y las sequías/inundaciones en varias provincias.
Para llegar al 3% deseado, el consumo deberá mantenerse a flote. Y ahí juega un papel clave la puja salarial y la contención de la inflación. Un dato clave: esa primavera económica de octubre 2016 – octubre 2017 coincidió con los mejores números de inflación de Cambiemos (20% anualizado).
En ese rubro, lamentablemente, las buenas noticias no aparecen. El último viernes, el Banco Central difundió el informe de Expectativas de Mercado. El mercado (bancos y consultoras) subió sus pronósticos de inflación para 2018 al 20%.
Pero hay un dato aún más preocupante para la entidad conducida por Federico Sturzenegger: desde diciembre de 2016, el mercado siempre corrige sus predicciones de inflación al alza. En aquel diciembre, el mercado veía una inflación 2018 de 14%.
Hasta abril, los precios estarán muy calientes. Ese mes se producirá un triple aumento tarifario: gas, agua y transporte. Según el mercado, marzo y abril orillarán el 2%. A partir de mayo llegaría el alivio: inflación debajo del 1.4%. Para cumplir la meta del 15% anual, en los últimos ocho meses del año la inflación debería situarse en el 1%, algo que Cambiemos todavía no logró ni en sus mejores momentos.
Nadie del gobierno cree que ese objetivo pueda cumplirse, pero saben que las expectativas son importantes y una "confesión" podría agravar aún más las cosas.
Mientras estas variables no se acomoden, el gobierno mantiene un gasto social histórico en el presupuesto nacional. Gasto social y obras públicas parecen ser la llave populista para no perder adhesiones en los conurbanos de todo el país, donde allí poco se siente la inversión y las exportaciones.
En ese difícil equilibrio se mueve Macri: fomentar un crecimiento invisible que sane a la economía a largo plazo, y a la vez contener a los sectores más vulnerables y menos competitivos.
