Los tarifazos volvieron al centro de la escena. El gobierno cederá mínimamente: el pago será en más cuotas. Dujovne tiene en la cabeza los gastos e ingresos del país para este 2018. La quita de subsidios a las tarifas es un pilar importante para el gobierno.
La pregunta que se hacen los vecinos: ¿No se puede recaudar o ahorrar por otro lado?
Veamos los números: en el último mes de marzo, el total del gasto público fue de 210 mil millones de pesos.
Ese gasto se puede dividir en tres grandes grupos. Por un lado, las prestaciones sociales. Del total de gastos que hace el Estado Nacional, las prestaciones sociales se llevaron en marzo 131 mil millones de pesos, es decir, el 62%. Las prestaciones incluyen jubilaciones y pensiones no contributivas, asignaciones (familiares y por hijo) y otros programas como Progresar o Argentina Trabaja.
Las jubilaciones son, por lejos, las que más erogaciones demandan: 85 mil millones de pesos. En otras palabras: solamente las jubilaciones explican el 40% de los gastos totales del Estado Nacional. De ahí que Cambiemos trate de impulsar reformas en el sistema previsional. Advierten que este porcentaje es excesivo y que tenderá a aumentar en el futuro por el crecimiento de la esperanza de vida. Otro dato: las jubilaciones cuadruplican a las asignaciones por hijo y familiares.
El segundo gran grupo de gastos son los famosos subsidios económicos. Es el desembolso que hace el gobierno para que las tarifas de gas, luz y transporte sean más baratas. Ese gasto fue en marzo de 9,5 mil millones. Representa, por ejemplo, el 11% de las jubilaciones. Los subsidios a la energía fueron de solo 2 mil millones. Es decir, el 1% de los gastos totales del gobierno.
Con estos datos, cuesta entender por qué el gobierno se empecinó en hacer bajar el gasto solamente a través de los subsidios económicos. El transporte, a diferencia de la energía, sí experimenta un alto nivel de subsidios: 8 mil millones. A Dietrich le tocará seguir dando malas noticias en el futuro.
El tercer grupo de gastos son los llamados "gastos de capital". Se supone que los gastos de capital son más importantes que los gastos corrientes porque tienden a aumentar el patrimonio del Estado a futuro. Hacer una obra pública trae más beneficios que pagar un salario. Esos gastos en capital fueron de 15 mil millones en marzo. ¿Es un buen rubro para recortar? El gobierno puso el foco en mejorar la competitividad a través del desarrollo de la infraestructura. Ha hecho de ese ítem un talismán. Por ahora, no se avizora que Cambiemos modere la obra pública.
Hay otros gastos sueltos que no son menores. Por ejemplo, las transferencias que hizo el gobierno a las universidades fueron de 8 mil millones de pesos. Ese gasto fue cuatro veces mayor que los subsidios que recibimos por las boletas de luz y gas. ¿Alguien está investigando en detalle si ese monto a las facultades se gasta de manera eficiente o es un pozo ciego?
El gobierno atacó con firmeza la baja de los subsidios económicos: bajaron un 23% el último año. Es un dato que festeja Macri y lo sostiene: la clase media, según su visión, deben pagar por lo que consume. Como contrapartida, las prestaciones sociales crecieron un 30% en los últimos doce meses. Es decir, buena parte de lo que el gobierno se ahorró en los subsidios a las tarifas, se lo gastó en jubilaciones y AUH.
Ante este escenario, ¿qué hacer? El país tiene un alto déficit fiscal y eso se está financiando con endeudamiento. Todos los sectores políticos (incluido el gobierno) están de acuerdo en que eso no es deseable. Entonces, ¿en dónde meter la tijera para ajustar gastos y que las cuentas se equilibren?
Cambiemos avanzó a fondo con los subsidios económicos, pero siguió gastando mucho en obra pública, jubilaciones y AUH. Cuando intentó corregir el gasto en jubilaciones en diciembre de 2017, casi le prenden fuego el Congreso. La oposición quiere más jubilaciones, más subsidios a las tarifas, más AUH, más obra pública, pero que también baje la inflación y la deuda. Eso no cierra por ningún lado.
El debate por las jubilaciones y el debate por las tarifas forman parte de un mismo problema: el Estado está desfinanciado. No es un rojo dramático y todavía nos siguen prestando de afuera. Hay margen. Pero algún día el crédito se acabará. uè
