Cuando una persona subió muchos kilos y acude al nutricionista, generalmente no espera que el profesional le dé buenas noticias. Tendrá que disminuir el consumo de varios alimentos y atenerse a un sistema de metas que pueden ser semanales o mensuales para ver la evolución de la dieta.
Nicolás Dujovne es el nutricionista de este país. Encontró un país excedido (no de kilos, pero sí de gasto público) y continuó el plan gradual de objetivos de su antecesor, Alfonso Prat Gay.
El problema es que ahora no solo nos monitorea la dieta el nutricionista, sino que se agregó un médico externo, que es más exigente con el régimen: el FMI. Ya no habrá permitidos o licencias: las malas noticias se van a acelerar.
Dujovne le pidió a los ministros que "coordina" que no tengan miedo del costo político de achicar sus áreas. Así razona el ministro de Hacienda: es preferible que el Estado administre el ajuste, antes que el mercado lo haga con violencia como ocurrió durante buena parte de mayo.
La primera tanda de malas noticias ya ocurrieron. Son las vinculadas al cimbronazo del dólar. Habrá un importante salto inflacionario y la actividad se va a resentir por la tasa de interés de referencia fijada al 40% por el Banco Central.
Pero los datos todavía no recogen esas consecuencias porque las estadísticas oficiales de actividad económica solamente llegan hasta marzo. Justamente marzo ya marcó una desaceleración del crecimiento, que subió solo 1.4% respecto a igual mes del 2017. El sector de "Hoteles y Restaurantes" fue el que mostró mejor cara: un interesante ascenso del 4.5% gracias al impulso del turismo. El gobierno teme que abril, mayo y junio profundicen esa desaceleración cuando se computen los efectos del dólar y las tarifas.
La segunda tanda de malas noticias son las que generará el propio gobierno. Una ya fue anunciada: menos recursos para la obra pública, el caballito de batalla del gobierno en 2017. El ajuste también será trasladado a las provincias, a quienes el gobierno nacional le pidió presupuestos más austeros.
Todo este escenario de negatividad tiene como telón de fondo las elecciones presidenciales: ¿Hasta qué fecha el oficialismo podrá seguir administrando las malas noticias? ¿O habrá muchos permitidos cuando comience el calendario electoral? La sombra del FMI es un lastre para Cambiemos: esos permitidos no podrán ejecutarse tan fácilmente.
Cuando fue la marcha del 1 de abril de 2017 en aliento al presidente Macri, un economista dijo en Twitter: "Si hay tanta gente apoyándolo es que algo está haciendo mal el gobierno". En otras palabras, el gobierno no había hecho el ajuste necesario: la gente no tendría que estar contenta. O, como diría Melconian, Cambiemos estaba "boludeando" con el gradualismo.
Este jueves será un día clave: el Banco Central publicará el REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado), donde bancos, centros de investigación y consultoras privadas publican cómo esperan a futuro el dólar, la inflación, el crecimiento económico, etc. Es un gran termómetro para saber qué piensa el mercado.
El último relevamiento quedó muy atrasado porque se realizó cuando todavía no había ascendido fuertemente el dólar y la tasa de interés (se hizo entre el 25 y el 27 de abril). La inflación proyectada era de 22% para 2018, mientras que para 2019 la inflación pronosticada bajaba al 18.2%. Se espera que esos números sean corregidos al alza este jueves.
Por su parte, el crecimiento estaba fijado en 2.5% para este año, y 3.2% para 2019. También allí habrá revisiones negativas a futuro.
Pero el valor del tipo de cambio es lo que más rezagado quedó. Según el REM, el dólar en diciembre de 2018 costará $22.60, mientras que en diciembre de 2019 llegaría a $25.30. ¡Se perdieron toda la turbulencia cambiaria de mayo!
