El titánico esfuerzo para salir del populismo

Opinión 10/06/2018 . Hora: 08:00
El titánico esfuerzo para salir del populismo

El kirchnerismo tuvo la habilidad de que no le explotara su economía populista. Los últimos cuatro años de Cristina, es cierto, no fueron buenos, pero incluso en el 2015 logró un crecimiento del PBI del 2%.

Por populismo se entiende una exacerbación del gasto público, aumentos impositivos al sector productivo, emisión monetaria, inflación, tarifas y dólar atrasados, etc. Ese cóctel de la macroeconomía mostró sus límites, pero no explotó como en Brasil (Dilma Rousseff padeció tres años consecutivos una recesión superior al 3%, la más grave de ese país), o como en Venezuela.

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En resumen: Cristina perdió las elecciones y todavía no se habían visto los efectos más nocivos de su gestión. Las variables macroeconómicas principales estaban por estallar. 

A Macri le tocó una tarea titánica: bajar impuestos, gasto público y déficit fiscal al mismo tiempo; evitar una espiralización de la inflación y desarmar la bomba del Dólar Futuro de Alejandro Vanoli; levantar el cepo cambiario, salir del default, recomponer reservas en el Banco Central y actualizar tarifas. Todo ello tratando de minimizar el costo social y sin resignar la necesidad de crecimiento económico.

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El gobierno atacó muchos de esos problemas, pero no con la velocidad suficiente. El acuerdo con el FMI obliga a apurar los tiempos de las correcciones.

La meta del déficit fiscal es muy exigente. La de este año se mantiene igual (déficit de 2.7%), pero la del 2019 requerirá de un trabajo de orfebre por parte de Dujovne: 1.3% en lugar del 2.2% original. ¿Qué significa? Que la velocidad del ajuste será sensiblemente mayor. Un ejemplo nutricional: en vez de tener que bajar 3 kilos para el mes que viene, ahora el médico nos exige 5 kilos.

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El panorama para 2020 es similar: el FMI impuso llegar al equilibrio fiscal para ese año, mientras que el gobierno aún tenía una meta original de déficit del  1.2%. 

GANADORES Y PERDEDORES

La tijera de recortes ya empezó: habrá reducción en los gastos políticos, en la administración nacional y en la obra pública. Pero el detalle se conocerá cuando comience el debate por el presupuesto 2019. De allí saldrán las áreas más afectadas por el ajuste. No es casual el nuevo rol de Dujovne como coordinador: coordinará, fundamentalmente, los esfuerzos que puede hacer cada cartera para bajar gastos.

El "Gran Acuerdo Nacional" anunciado por Macri será clave. El gobierno tiene que afinar su vínculo con los gobernadores por un doble motivo: por un lado, necesita que ellos también ajusten sus presupuestos provinciales. Y en segundo lugar, exigirán mayor disciplinamiento a sus senadores, que en el debate por las tarifas desobedecieron la opinión de los mandatarios locales.

Algunos números: en el primer trimestre de 2018 los gastos en jubilaciones y pensiones crecieron un 31.5%, mientras que la AUH lo hizo al 27.1%. Es decir, las prestaciones sociales continúan con un ritmo expansivo por encima de la inflación. Con un agregado: las jubilaciones representan el 40% de lo que gasta en total el Estado.

Es decir, las metas fiscales no serían difíciles de cumplir si se lograra moderar o emprolijar el gasto en ese rubro. Pero el gobierno no está dispuesto a tocar el gasto social. En el fondo, saben que una reforma previsional podría ser la solución al problema. En muchos países de Europa, por ejemplo, subieron la edad jubilatoria de manera extremadamente gradual acompañando un fenómeno mundial: el crecimiento de la esperanza de vida.

Al no querer tocar ese 60% del gasto (jubilaciones y AUH), el gobierno deberá seguir exprimiendo el resto del gasto. Uno de ellos será la obra pública, que de todas formas ya se viene desplomando en los últimos meses.

Los subsidios a las tarifas cayeron fuerte en el primer trimestre de 2018: 20%. Con un dólar y una inflación recalentada, habrá más aumentos importantes en el 2019. 

NO DRAMATIZAR

El panorama no será fácil en los próximos meses. De hecho, las consultoras ya prevén que habrá recesión en el segundo semestre del año. Todos los indicadores tenderán a empeorar, sobre todo lo vinculado al empleo y la pobreza. 

La inflación es un misterio: Sturzenegger anunció que la nueva meta del 2019 será del 17%. Para que eso ocurra debería haber una sangría en el aumento a los servicios públicos, lo cual contradice a la exigente meta de reducción del déficit del propio FMI. Parece incompatible. El 2018 ni siquiera tiene meta: el gobierno  abandonó el 15% y ahora se entusiasma con llegar al 25%, que también será complicado.

Los números sirven para dimensionar fenómenos. Y aquí es importante destacar que todo este nubarrón económico no es peor que el 2014 o el 2016 Argentina crecerá este año cerca del 1%, que fue el promedio de los últimos cinco años. Y tendrá una inflación del 25-28%, que también es la inflación promedio de últimos cinco años. Nada que no conozcamos.

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