¿Obras o salarios? La decisión más difícil de Vidal en el 2019

Opinión 11/11/2018 . Hora: 08:37
¿Obras o salarios? La decisión más difícil de Vidal en el 2019

El gobierno de Vidal afrontará un 2019 con menos inversión en infraestructura. Será del 5.6% respecto al total de gastos, bastante inferior al 7.6% del 2017, aunque muy por encima del promedio de la gestión de Daniel Scioli.

Ese es el principal motor de diferenciación que hace la gestión de Vidal: reducción de los gastos corrientes y un esfuerzo para mantener un elevado nivel de obras en la calle. Ahora el déficit no se explica por los gastos cotidianos (el 50% son los salarios), sino por el ambicioso plan de infraestructura cuya inercia persiste hasta estos días.

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La dificultad es que una parte de ese gasto corriente (los salarios) suele ser inflexible a la baja por la fuerte presencia sindical y por las propias leyes que regulan la burocracia estatal. Con las obras, en cambio, ocurre lo contrario: el poder ejecutivo tiene mayor margen para acelerar o desacelerar su ritmo sin injerencias o presiones externas.

¿Es mejor un presupuesto con gasto corriente elevado o con gasto en capital elevado? Por supuesto, lo que generará ingresos y bienestar futuro para los bonaerenses será la segunda opción. Pero tampoco el análisis puede ser tan lineal: no todos los salarios del sector público "valen" lo mismo.

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Una mala retribución salarial a un docente o a un médico puede ocasionar externalidades negativas: peores profesionales, falta de incentivos, mayor nivel de inasistencia, etc. Y como a las escuelas y hospitales públicos concurren mayoritariamente los sectores de bajos ingresos, un aflojamiento del gasto salarial en esas áreas afecta principalmente a los pobres.

Veamos que pasa en algunos ministerios. Por ejemplo, Desarrollo Social experimentará un incremento presupuestario del 44%. De esos 23 mil millones que gastará en 2019, solo un 13% corresponde a salarios. El grueso (74%) es para transferencias directas (léase, beneficiarios de planes y programas sociales). De todas formas, vale decir, sigue siendo un gasto corriente.

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En Salud se escuchan reclamos por ambos lados: los sindicatos se quejan de los malos salarios y por la falta de inversión. Tendrá finalmente un incremento presupuestario del 28% (llegando a los 51 mil millones de pesos), de cuales el 65% corresponde a sueldos. El dato de Educación también es clave: esa cartera se lleva el 25% del total de la torta presupuestaria. Y dentro de ese cuantioso gasto, el 85% se dirige a salarios (un total de 189 mil millones de pesos).

Es decir, un año de salarios para la Educación bonaerense equivale, por ejemplo, a 22 presupuestos anuales del municipio de La Plata del 2019. O también equivale a la suma de lo que gastan los ministerios de Seguridad, Desarrollo Social, Salud y Obras Públicas. De allí la importancia fiscal que tiene la paritaria docente. Cada aumento porcentual (aunque parezca insignificante) tiene un impacto trascendental para las arcas de la Provincia.

Por el fin del Fondo Sojero y el fin de transferencias por subsidios a los servicios públicos, Vidal tendrá una frazada más corta. El 2019 mostrará su habilidad para armar el Cubo Rubik: reducir los gastos corrientes sin entrar en batalla con los sindicatos, y sostener la obra pública sin generar nuevos problemas de déficit o mayor carga tributaria a futuro.

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