Hoy podemos darle comienzo oficial a la primavera, a una de las estaciones más lindas del año, al menos para la mayoría de las personas.
Sucede que a partir de ahora quedará atrás y muy lejos el frío del invierno y los días cortos: tendremos más horas de sol, más niveles de humedad y mayor presion atmosférica.
Todos estos cambios, sin dudas, tendrán un impacto en nuestro organismo ya que alteran los ritnos circadianos, ciclos o biorritmos que tenemos los seres vivos y nos preparan para el día y la noche.
En primer lugar, el aumento de la luz, provocado por el aumento de la radiación solar, trae aparejados cambios hormonales importantes en el estado emocional de las personas: nos aumenta la elatonina y la serotonina que a su vez aumentan la vitalidad, la alegría, la energía, la sexualidad y por ende la fertilidad.
Además, la primavera aumenta nuestras ganas de realizar actividades al aire libre, aumentando la socialización. Pero en algunas personas se eleva el humor y en otras, lo altera.
Tal es así en el caso de las personas que padecen fobia social o los tímidos e inseguros acomplejados con su propio cuerpo: en este caso, al llevar menor cantidad de ropa y quedar más expuestos, aumentan su padecimiento, lo mismo que en pacientes que padecen agorafobia, o temor a los espacios abiertos.
A determinados estudiantes también los puede afectar: con la llegada de la primavera, se ve perjudicado su rendimiento intelectual al tener más vitalidad y deseos de estar más tiempo al aire libre.
En las parejas el aumento del deseo sexual, aumenta la fertilidad y, en su parte negativa, en diferentes personalidades se pueden poner en evidencia celos e infidelidades.
Se dice que una de cada 10 personas la sufre en mayor o menor grado y que se da más en mujeres que en hombres. En este caso, esta sensación está caracterizada por agotamiento físico, cansancio profundo y falta de energía para realizar actividades cotidianas. Y además, puede haber disminución del apetito y el sueño.
¿Te ha pasado?
