En la campaña del 2015 el único tema económico que se debatía era el cepo. Y, en menor medida, cómo solucionar el conflicto con los Fondos Buitres.
Ni Macri ni Scioli se animaron a reconocer las dificultades que podían avecinarse. Mucho menos profundizaron sobre un plan de gobierno.
La deuda con los bonistas y el FMI es el monotema del 2019. Sin dudas es un asunto clave, pero los candidatos actuales no han desarrollado explicaciones sobre otros puntos como la elevada presión impositiva, el gasto indexado y creciente vinculado a lo previsional, una política industrial compatible con las exigencias de un mundo competitivo, etc.
Macri creyó que su sola presencia guiaría las inversiones y el clima económico a su favor a partir del 2016. Claramente eso no ocurrió. Algo de eso está en la cabeza de Alberto Fernández: entiende que con un amplio apoyo ciudadano y del arco peronista podrá sortear los problemas actuales como ocurrió en 2003.
Ese diagnóstico es peligroso. El verano 2003-2008 fue para todos los países de la región. Hubo un contexto internacional muy favorable. También lo fue entre 1991-1997 para toda la sudamerica. Lamentablemente fueron instancias de crecimiento que no se sostuvieron. Pero ahora nos toca el ciclo malo: hay errores propios del gobierno muy evidentes, pero el mundo en general tampoco crece.
Europa crecerá entre el 1 y el 2.5% en el 2020, China e India ya no traccionan como hace 5 o 6 años, y Brasil amaga con un repunte. Pero este amague también lo tuvo años anteriores y no ocurrió. Mejor ser prudentes.
Alberto Fernández dijo que pretende eliminar el déficit fiscal, pero no explicó dónde bajaría el gasto público. Al contrario, más bien sus iniciativa podrían generar una mayor carga para el Estado.
Macri tampoco escapa a esta limitación explicación. Quiere diferenciarse del kirchnerismo estatista y populista, pero abandona su gestión con cepo, Precios Cuidados y retenciones. ¿Qué significa el "entendimos el mensaje de la clase media"?
La gestión económica del 2020, tal como ocurrió en el 2016, podría ser una avalancha de sorpresa. Esperemos que con pocas improvisaciones.