José para con el taxi en Plaza Italia. Todos los días. Trabaja 12 horas. No para. Pero no le alcanza. "Hice 300 pesos, y no le puedo dar de comer a mi familia; lloramos todos cuando llego. Me genera impotencia no poder salir adelante".
Las palabras son de José María Cáceres, un laburante de 48 años del barrio El Carmen. Llegan. Calan hondo.
"Terminé un viaje, por lo menos me alcanza para el pan de hoy. Ahora sí hablemos tranquilos", le dijo al periodista de laplata1.com que lo estaba esperando para saber un poco más de su situación.
José no puede ser el sostén de su familia. No puede. Intenta. Trabaja. Pero la cuarentena lo fulminó.
'Llego a casa, hablo con mi señora, me mira y me dice, ¿todo mal, no? Y no me da la cara para decirle que todo sigue igual. Hay veces que solo me alcanza para comprarme un atado de cigarrillos, ya ni siquiera puedo armar un olla con guiso'.
'Al ser chofer, me llevo el 35 por ciento a mí casa, llego y no sé qué hacer, no me alcanza para nada', remarcó.
La crisis económica se siente y la incertidumbre laboral parece no detener su curso. 'Altera los nervios, y nos afecta psicológicamente', añade José. A lo que agrega: 'Acá se paga el doble o el triple que los transportes públicos. Entonces nadie va a acceder a un taxi. Es muy difícil'.
Asimismo, manifestó que 'esto es un pandemia de hambre también; es una etapa difícil, para llorar y reflexionar. Estoy triste y la gente también. Ojalá salgamos todos juntos de esta situación agobiante. Porque nadie te da una mano. Busco trabajo y nadie me da con casi 50 años. Hay que agachar la cabeza, trabajar, y trabajar. No queda otra'.