Está muy arraigada la costumbre de soplar la comida de nuestro bebé antes de ponérsela en su boca. Quizá creamos que es la opción más eficaz de que no se queme la lengua o los labios.
Pero si bien es una típica costumbre, un estudio determinó que puede tener consecuencias negativas en la salud de tu hijo.
Según Arthur Nowak, ex presidente de la Junta Estadounidense de Odontología Pediátrica, a través de esta acción los padres pueden transmitirle caries a sus hijos, incluso si todavía no les han brotado los dientes.
Esto ocurre porque al momento de nacer, el cuerpo de tu pequeño aún no ha sido expuesto al streptococcus mutans, una bacteria que vive en la boca de los seres humanos y que se alimenta de los restos de comida que se quedan entre los dientes. Y aunque aún el proceso de dentición no haya comenzado, esto puede dar paso a la proliferación de diminutas colonias bacterianas que pueden sobrevivir durante meses y que, eventualmente, afectarán los dientes del bebé.
"Tan pronto como el diente entra en erupción, las bacterias comienzan a desarrollar placa", dice el especialista.
Por otro lado, el experto asegura que hábitos como darle besos en la boca, usar la misma cuchara o incluso beber del mismo vaso también son contraproducentes para su salud. Por eso es esencial que durante los primeros años de vida se aumenten las medidas de prevención e higiene, más aún cuando se trata de la hora de la comida.
