Duro relato de la mujer que fue brutalmente violada y quemada en Ensenada: "Dejó de golpearme por creerme muerta; me arruinó la vida"

Policiales 22/09/2020 . Hora: 17:12
Duro relato de la mujer que fue brutalmente violada y quemada en Ensenada: ”Dejó de golpearme por creerme muerta; me arruinó la vida”

Roxana Velaustegui tiene 43 años y vivió el peor infierno que jamás imaginó.

El pasado 11 de septiembre fue brutalmente violada, golpeada y quemada por Roberto Jaldín en su domicilio de Güemes y Joaquín González.

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El principal apuntado estuvo siempre acompañado por Juan Jaldín y Nahuel Meneses, quienes oficiaron de "campana" fuera del domicilio mientras el abusador (quedó a disposición de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 3, a cargo de fiscal Marcelo Martini) realizaba el golpe.

Todos se dieron a la fuga y Roxana quedó sola. En un rincón, sin poder moverse ni pedir ayuda, e imposibilitada de accionar por las atrocidades sufridas.

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En diálogo con LAPLATA1.com, la mujer contó todo. Desnudó su bronca e impotencia, y pidió en reiteradas oportunidades por el cumplimiento de una palabra que resuena en su mente minuto a minuto: justicia.

"Nunca pensé pasar esto. Quiero ser feliz, y sobrevivir día a día, pero me arruinó la vida. Ahora seguramente se estén burlando y riendo de mí, sobre todo porque aparezco toda quemada".

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Su rostro denota tristeza, oscuridad; a Roxana le arruinaron la vida. Seguramente le cueste muchos años volver a ser la misma. La de antes. O no. No esboza sonrisas, solo sufrimiento y llanto.

"Si hubiese estado mi hijo, qué le hubiera pasado. Viví un calvario, y creo que me dejó por creerme muerta. Me desvanecí y traté de arrastrarme hasta la cama. Me quedé como un bollito por miedo a que aparezcan nuevamente", le contó Roxana a este diario.

"Al pensar que todavía están sueltos, me siento mal, impotente porque creo que esto no debería estar pasando; deberían estar todos adentro. La pena que les toque cumplir. Están dando vueltas. Amigos y familiares de ellos, pasan por el barrio, intimidan, tocan bocinas, tiran cortes con las motos, y nadie hace nada. Están todos sueltos; el que me violó y los dos que le hicieron de campana afuera", agregó indignada.

Era un día más, cuando Roxana, pasadas las 23, se dispuso a cocinar unos fideos. Estaba sola porque su marido se había ido a lo de su suegra con su hijo de 6 años. Pero nunca imaginó el calvario posterior.

"Puse el agua para hacer unos fideos hervidos; sentí que patearon el portón. Pensé que era mi marido, salí, miré, y pregunté quién era. ¡Qué haces!, grité. Y se me vino encima, me agarró del cuello, me pegó sin parar por todos lados. Me pedía una pistola 45, y yo no sé qué es. No tenemos nada acá, solo un rifle aire comprimido. Revoleó todo lo que encontraba en la casa, el colchón y buscaba desesperado esa pistola. Yo le contestaba, no tengo nada, y más bronca le daba. Me seguía golpeando en los ojos, me daba patadas en la cabeza. Quedé inconsciente, me llevó a la rastra, a los tumbos a la pieza; me violó a la fuerza, pegándome sin parar y yo le decía basta. Pero él seguía. Se quería llevar la tele, y demás cosas; yo no quería dejarlo, forcejeaba sacando fuerzas de donde podía, porque de tantos golpes ya no sentía nada. Entonces agarró la olla y me tiró el agua caliente. Atiné a taparme la cara con el brazo, sino me quemaba la cara. Pero me quemó todo el brazo más la espalda. Es carne viva", relató.

La fiscal dejó en libertad a los dos cómplices porque no los considera como tales. Roxana y su marido, José, piden que se cambie la carátula (lesiones leves) por tentativa de homicidio. Porque "ella estaba tirada, asustada, violada, golpeada y no se podía mover. Las fotos y la pericia lo comprueban", dijo su marido.  El próximo viernes, él mismo tendrá una audiencia con la fiscal para intentar cambiar la dirección de la causa y hacer justicia.

"No queremos que queden impunes, queremos la misma condena para los tres, son todos familia", reiteró, Roxana. Y agregó: "tengo miedo y ataques de pánico. Me arruinaron la vida. No puedo bañar a mi hijo, no puedo hacer nada. Lo que más amo es mi hijo. Veo que las cosas están a flor de piel y no puede ser que se esconda tanto tiempo. Estoy con tratamiento psicológico, y medicada más de lo debido. Siento que nada me hace efecto, me duele la espalda, no encuentro lugar para dormir".

Por último, precisó que al pedirle ayuda al intendente de Ensenada, Mario Secco, el Jefe Comunal le contestó: "nos dijo que no era ni fiscal ni juez para accionar. Que se dedicaba a hacer alumbrado, y limpieza. Que insistamos en la fiscalía, y que lo único que nos podía dar eran las filmaciones".

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