Siempre que alguien procede a cambiar su lugar de residencia, ya sea en el mismo país o en otro, la vida de esa persona cambia; para bien, o para mal. Cinthia Fraga, una joven platense de 25 años, decidió en diciembre pasado emprender un viaje junto a su novio (27 años) para vivir en Barcelona, España, y su desembarco en territorio europeo no fue el mejor.
Ambos llegaron con la relación desgastada tras diez años en pareja. "El stress del cambio de vida y la convivencia, algo que nunca habíamos experimentado, fueron evidenciando la falta de amabilidad y amor que recibía por parte de él", le dijo la joven de 25 años a LAPLATA1.com.
"Tras discusiones, muy malos términos al hablarme, insultos y algún que otro empujón, que en ese momento sinceramente no me parecían violentos, porque estaba nublada, intentaba autoconvencerme de que simplemente estaba enojado y actuaba en caliente. Cuando decidí poner un punto final a todo esto, y continuar sola (me ofrecí a irme del piso que alquilamos juntos, más allá que faltaban días para terminar el mes) me negó mí salida, excusándose de que si me iba se iba a matar, que me estaba cagando la vida, y que si lo dejaba en ese momento me iba a arrepentir", agregó.
Una vez que tomó la decisión de alejarse y tomar distancia, él le quitó todas sus pertenencias abruptamente. "Me sacó el teléfono celular, reloj inteligente (ya que podía efectuar llamadas y mensajes) pasaporte, dinero, y ropa. Entre llantos y gritos le pedí que me dejara comunicarme con mi familia, que se iban a preocupar (ya que estaban al tanto de absolutamente todo) a lo cual me deja enviar un mensaje de voz a mi mamá diciéndole: "hola mami, Martín está como loco, me saco el celular y todas mis cosas, esta noche me quedo acá y mañana te llamo, no te preocupes".
"Esa misma noche decidí quedarme en el piso que alquilábamos juntos ya que realmente tenía mucho miedo, tras sus amenaza con quitarse la vida, y un par de empujones que recibí durante la discusión. Esa noche la pasé encerrada, porque las puertas que tenían llave eran las de la entrada y la de la habitación, y me dijo que le avisara si tenía ganas de ir al baño o comer, para poder abrirme la puerta (él durmió conmigo). Estaba realmente en shock y no hacía más que desear que todo pasara muy rápido', recordó angustiada. Y prosiguió: 'transcurrida esa noche, a la mañana siguiente decidí irme como sea, y tras largo rato de discusión, asumió que no podía tenerme de rehén, entonces decidió quedarse con todas mis pertenecías ya mencionadas y me dijo que si ya no éramos pareja, todo lo que habíamos gastado juntos en este viaje se lo tenía que pagar, y como no tenía la plata, se quedaba con mis cosas hasta que tenga lo que le debía, sino vendía mí celular, reloj y así quedaríamos saldados", completó.
Cinthia pudo escapar y su ex aceptó las condiciones. Ella se quedó sin hospedaje y sin manera de comunicarse con nadie, y sin dinero, ya que todo lo que se llevó para sobrevivir durante 3 meses había quedado en posesión de su ex pareja. "Con 5 euros en el bolsillo y pidiendo un teléfono en la calle logro comunicarme con mi familia, amigos, y pude lograr solucionar al menos esa noche de hospedaje. Días después, él decidió, tras mi insistente pedido de que me devuelva al menos mi teléfono para poder tener comunicación y poder usar GPS para manejarme en una ciudad la cual no conocía en absoluto, e ir a comprar un teléfono barato (ya que tenía en mente quedarse con el mío). Ni bien llegué al piso me abrió como si nada hubiera pasado, invitándome a tomar mates y comer tostadas, a lo cual le agradecí pero me negué, y su reacción automáticamente fue de enojo, y me preguntó; ¿vos venís solamente a qué te compre el teléfono y ya está?, Sentate a tomar unos mates, me dijo, y me obligó a tomar un mate y comer una tostada. Luego de tomarse su tiempo para alistarse me dijo que dejara todo en el departamento", indicó.
"Volvíamos, y dentro del ascensor me dijo que le tenía que hacer un favor por haberme acompañado. ¿Me vas a decir que después de 10 años de relación no querés un polvito, un polvito de despedida? Y automáticamente me salió la voz y le dije que estaba loco y pude salir del ascensor. Después volvió a amenazarme con que tenía todas mis fotos, que se tocaba. Pude comunicarme con mi mamá, me quebré, lloré, y en ese momento, cuando puse el chip, me di cuenta que él me estaba manejando todas las redes. A partir de ese momento, que logré escapar, no paré de recibir mensajes. Amenazándome con deportarme, y además, me mandó una foto de él, desnudo, diciéndome, mirá lo que te perdiste", subrayó.
En ese sentido, completó que "tras 1 mes sin tener noticias el uno del otro, decido ofrecerle que nos juntemos a hablar para intentar terminar bien las cosas, a lo cual me responde que si. Nos juntamos a hablar, no estuvo nada mal, aclaramos muchas cosas y me contó que en 2 días se iba de Barcelona a Argentina y que tenía ganas de devolverme mis cosas pero que todavía no estaba del todo convencido. Al día siguiente me dijo que solo podíamos vernos cuando yo salía de trabajar (22:00 hs) y me tuvo más de 4 horas dentro de un auto hablándome y contándome sus cosas".
"Es así como decidí aceptar su petición de desbloquearlo de redes y mantener una relación 'normal', la que cambio desde el momento que le aclaré que no estaba bueno que me enviara mensajes todos los días y que había veces donde yo no podía contestarle. Fue ahí donde me dijo que le tenía que responder cuando me hablaba, y volvieron sus acusaciones, su modo violento, amenazas, que no solo eran hacia mí, sino también hacia mi familia, y lleve conservando el silencio (de manera pública) hace casi 9 meses, cuando me canse de recibir amenazas, insultos y violencia semana tras semana, hasta hoy en día. Hoy decidí hacerlo público e iniciarle una perimetral internacional (que incluye que no me acose vía redes sociales) para poder poner fin a todo esto ya que no encuentro otra manera de poder lograr estar tranquila, y que él entienda que lo que está haciendo conmigo es una locura", finalizó.