Novedoso invento argentino para reducir el uso de terapias

Salud y Bienestar 27/04/2021 . Hora: 13:17
Novedoso invento argentino para reducir el uso de terapias

En medio de la segunda ola de COVID-19 que atraviesa la Argentina y con las terapias intensivas completas en varios distritos o con una ocupación del 80 o 90% en otros, todo soporte que ayude a los médicos a liberar camas de cuidados críticos en hospitales y clínicas es bienvenido.

Por ejemplo, los cascos de ventilación para pacientes con coronavirus creados por argentinos resultan clave en este momento delicado y con pocas camas en Unidades de Terapia Intensiva (UTI) disponibles. Se trata de un sistema de ventilación no invasiva para pacientes de COVID-19 que puede reemplazar en muchos casos el uso de respiradores mecánicos, y que en este momento está siendo muy demandado en varios hospitales de CABA, municipios y provincias.

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El casco, aprobado por la ANMAT fue desarrollado por la empresa Ecleris, especializada en equipamiento médico, en colaboración con equipos médicos de los Hospitales Fernández (CABA) y Zonal General de Agudos.

“Los cascos son similares a una escafandra, transparentes, y permiten inyectar el oxígeno con una presión superior, lo que genera un efecto benéfico en los alvéolos pulmonares, que en muchos casos colapsan por el efecto del COVID-19. Además, evitan la dispersión del virus a través del aire expirado por el paciente, ya que cuentan con un filtro viral y bacteriológico. Con otros sistemas de oxigenación esa dispersión existe, y es causa de muchos casos de enfermedad en médicos y enfermeros”, explicó a Infobae Marcos Ledesma, médico y uno de los fundadores de la compañía que desarrolló el equipamiento que ya utilizan más de 500 hospitales y clínicas de todo el país. El dato relevante es que ya se fabricaron 2500 dispositivos que, al ser reutilizables, permiten seguir salvando vidas, cuando la persona se recupera y sale adelante. Por ello, más de 9000 pacientes ya recibieron tratamiento con este dispositivo.

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Según la experiencia recogida por Ecleris, los cascos permiten evitar entre 50% y 70% de los entubamientos de los pacientes, liberando así el uso de respiradores mecánicos para aquellas personas que por su condición no responden al manejo respiratorio no invasivo. Además, el costo de los cascos y sus descartables por paciente es muy bajo (cuesta aproximadamente 90 mil pesos, veces menos que un respirador) comparado con el costo de los respiradores y del material que se utiliza diariamente en un paciente en terapia intensiva intubado.

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La empresa aclara que la mitad de los componentes son importados, como el filtro que impide la contaminación del ambiente con el aire que exhala un paciente con COVID-19 y la válvula para aumentar la presión de oxigenación de los pulmones.

Otro de los dispositivos que ayuda en los momentos delicados de internación son las cánulas nasales de alto flujo (HFNC, por sus siglas en inglés), son una opción de tratamiento útil para los pacientes adultos en unidades de cuidados intensivos (UCI) que necesitan asistencia respiratoria y no cuentan con un respirador.

Las personas en la UCI pueden necesitar apoyo para respirar y las HFNC son una opción para ello. Las HFNC suministran aire caliente y oxígeno a través de pequeños tubos de plástico que se colocan dentro de las fosas nasales. El flujo de aire se produce a una velocidad mayor cada minuto en comparación con la oxigenoterapia estándar (que no siempre se calienta y se puede administrar a través de una máscara facial de plástico o de cánulas nasales).

Otras opciones de apoyo son la ventilación no invasiva (VNI) o la ventilación con presión positiva no invasiva (VPPNI). Estos métodos utilizan una leve presión para empujar el aire hacia los pulmones a través de mascarillas faciales bien ajustadas o de un casco que cubre toda la cabeza. La ventilación mecánica invasiva proporciona el nivel más alto de soporte respiratorio, utilizando un ventilador (máquina de respiración artificial) para empujar el aire dentro y fuera de los pulmones a través de un tubo de plástico insertado en la tráquea.

Dos piezas componen el equipo. La primera parte, que se coloca sobre el paciente, es un aro con un cuello de silicona que se corta de acuerdo al tamaño del cuello del paciente y sella el casco al cuello y tórax del individuo. Esta primera pieza tiene las conexiones de entrada y salida de oxígeno y aire. Sobre esta primera pieza se coloca el casco propiamente dicho, una burbuja de vinilo que cubre la cabeza del paciente y lo mantiene completamente aislado del entorno, evitando a su vez que él sea agente de contaminación.

El casco se puede conectar a la línea de oxígeno y aire que se encuentran en las cabeceras de las camas de internación. En caso de necesidad, también pueden conectarse a tubos de oxígeno móviles, para su uso en hospitales de campaña. Además de la entrada de aire/oxígeno, el casco tiene una salida para el aire espirado por el paciente con un filtro viral/bacteriano, que hace que el aire que elimina no contamine el ambiente, preservando al personal sanitario de posible contagio.

En la salida del aire hay también una válvula que permite aumentar la presión dentro del casco para oxigenar mejor los pulmones. En las neumonías, los alvéolos (pequeñas bolsitas dentro de los pulmones donde ocurre el intercambio gaseoso con la sangre) se encuentran colapsados en gran número. El uso de presión positiva hace que esos alveolos vuelvan a distenderse, a funcionar y a oxigenar la sangre. Esto se conoce en medicina como reclutamiento alveolar. Los otros sistemas de suministro de oxígeno no permiten aumentar la presión en la medida que lo puede hacer el casco.

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