Murió Carlos Timoteo Griguol a los 86 años

Deportes 06/05/2021 . Hora: 07:50
Murió Carlos Timoteo Griguol a los 86 años

El ex entrenador y jugador dejó una huella imborrable en Ferro, Rosario Central y Gimnasia. Estaba internado hacía ya varios días a causa de una neumonía provocada por el COVID-19. 

El orientador cordobés libraba también una lucha contra el Alzheimer, aunque su salud deterioró por una afección pulmonar. Complicaciones como fiebre y dificultades respiratorias lo llevaron a ser internado en el sanatorio porteño Los Arcos desde el lunes 12 de abril.

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El emblema del fútbol nacional murió este jueves, según confirmó su yerno, el ex jugador Víctor Marchesini: “Se nos fue Timo. Gracias por todo viejito, imposible no tenerte presente minuto a minuto. Te voy a extrañar”.

SU CARRERA

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Griguol, más conocido como “Timoteo”, “El Viejo” o “El Maestro”, nació en la ciudad de Las Palmas, provincia de Córdoba, el 4 de setiembre de 1934. Único varón de la familia, con dos hermanas, su padre, Carlos, había sido fundador del club “Córdoba” donde comenzó a practicar fútbol desde muy joven, al mismo tiempo que se dedicó a tareas campestres y eso fue lo que seguramente le generó siempre un afecto especial por el cuidado del césped tanto en las canchas principales como en las de entrenamiento.

Sus inicios fueron en Atlanta, donde debutó en 1957, en 1959 formó parte de la selección argentina que ganó el torneo sudamericano (hoy Copa América) de 1959 en Buenos Aires, y en 1960 consiguió el único título profesional del club, al ganar la Copa Suecia, que había comenzado a disputarse en 1958, jugando como volante central en una recordada línea media junto con Norberto Desanzo y Rodolfo Carlos Betinotti, en un plantel dirigido por Victorio Spinetto, que contaba con Luis Artime y Osvaldo Zubeldía

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Fue en los tiempos de Atlanta que forjó amistad con sus compañeros de pensión Artime y Hugo Orlando Gatti, y también en ese club, en el ámbito del basquetbol, conoció a León Najnudel, luego trascendente entrenador y uno de los ideadores de la Liga Nacional en los años ochenta, y de quien tomó muchos aspectos del juego para llevarlos al fútbol de forma innovadora. También jugaba al basquetbol en esa entidad su esposa Betty, con la que tiene cuatro hijas, Mariana (casada con el ex jugador de River Plate y Ferro Gustavo Perrone), Karina (casada con el también ex jugador de Ferro y Boca Víctor Marchesini), Tamara y Carla.

En 1966 pasó a Rosario Central, donde jugó hasta su retiro en 1969, con 392 partidos jugados. En 1968, ya en el final de su carrera, era considerado la mano derecha del DT Miguel Ignomiriello y no fue sorpresa que pasara a dirigir las divisiones inferiores hasta que en 1971 dirigió a la Primera en forma interina (ese año, Rosario Central fue campeón del Nacional con Ángel Labruna como DT) y en el Metropolitano de 1973 tomó definitivamente el cargo reemplazando a Angel Tulio Zof y fue campeón en el torneo Nacional siguiente con el recordado equipo de “Los Picapiedras”.

En 1974, siempre con su dirección técnica, Rosario Central fue subcampeón en los dos torneos, en el Metropolitano, de Newells Old Boys, y en el Nacional, de San Lorenzo de Almagro, aunque el 30 de diciembre venció a su clásico rival 2-0 en la final del Torneo Argentino que daba una plaza para la Copa Libertadores 1975 (ya había jugado la de 1974), con goles de Mario Kempes y Roberto Cabral, el día que se despidió del fútbol Aldo Pedro Poy (era lo que es hoy la Liguilla Prelibertadores y también participó San Lorenzo). En esa Copa Libertadores llegó a semifinales, donde integró el grupo con Independiente (luego campeón) y Cruzeiro (ganaría el título en 1976).

 Griguol tiene el récord de victorias seguidas consecutivas de Rosario Central en el profesionalismo.
Como DT, Griguol tiene el récord de victorias seguidas consecutivas de Rosario Central en el profesionalismo (10) entre el 28/9/73 y el 10/2/74 hasta que el 22/2/74 se lo quitó Gimnasia cuando empataron 1-1. También tiene el récord de partidos invicto como local de 26 partidos (ganó 22 y empató 4 entre el 24/8/73 y el 30/11/74) con el 93,5% de los puntos en disputa.

Tras su brillante ciclo como DT de Rosario Central, digirió a los Tecos de Guadalajara (1975-77), volvió a Rosario pero la campaña fue irregular en 1977/78 y en el primer semestre de 1979 dirigió a Kimberley de Mar del Plata hasta que en ese mismo año, a mediados, asumió en Ferrocarril Oeste, uno de sus lugares en el mundo. Allí permaneció ocho años, hasta 1987, en uno de los ciclos más recordados por un entrenador en un club de fútbol.

Griguol coincidió en Ferro con un gran momento del club en todos los órdenes, con éxito en la mayoría de los deportes colectivos como basquetbol y voleibol, todo basado en una dirigencia considerada ejemplar y con el odontólogo Santiago Leyden y el arquitecto Ricardo Etcheverry, y fue moldeando de a poco un equipo basado en los jugadores de la entidad, con muy escasos refuerzos, pero con una notable personalidad y un juego basado en la construcción colectiva.

No fue casualidad entonces que ya en 1981, Ferro terminara subcampeón de los dos torneos y detrás de equipos que habían gastado fortunas, como el Boca Juniors de Diego Maradona en el torneo Metropolitano, y el River de Mario Kempes en el Nacional, aunque los “verdolagas” dieron batalla en los dos casos hasta el minuto final y su juego era temido por los rivales.

Al año siguiente, con un equipo más consolidado y aprovechando la baja de Boca y River, que perdieron a Maradona y Kempes, Ferro pudo conseguir, por fin, su primer campeonato al vencer a Quilmes en la final del Nacional 1982, y volvió a repetir en el Nacional de 1984 derrotando categóricamente a River y con una exhibición de su máxima figura, Alberto Márcico, a quien le hizo realizar un trabajo especial porque llegó al club a los 19 años, sin haber pasado por las divisiones inferiores, y no tenía resistencia física. Griguol hizo largos trabajos con él hasta que su exigente preparador físico, Luis Bonini, terminó de acondicionarlo.

Los equipos de Griguol tenian movimientos que en muchos casos eran tomados del basquetbol.
El Ferro de Griguol tuvo que luchar contra muchos prejuicios. Algunos medios lo tildaban de defensivo, cuando en verdad muchos equipos se agrupaban atrás para defenderse ante las larguísimas posesiones de pelota del que era llamado “El Tifón Verde de Caballito”, que dominaba ampliamente los partidos, jugando por los costados y con movimientos que en muchos casos eran tomados del basquetbol, al punto que sus jugadores levantaban las manos y con sus dedos indicaban el número de las jugadas para que sus compañeros supieran cómo resolver cada situación.

En Ferro se reencontró con su amigo Najnudel, del basquetbol, con quien intercambiaron ideas, al igual que con su amigo periodista, Adrián Paenza. Era habitual en los entrenamientos que aparecieran jugadores del equipo de básquet, de enorme porte, para que los delanteros ensayaran cortinas y cómo vulnerar a los equipos rivales, y cómo aprovechar los laterales.

Era tal el preconcepto que había sobre ese Ferro, que jugaba con un diez clásico como el paraguayo Adolfino Cañete, dos extremos como Crocco y Juárez, y un nueve retrasado (primero el uruguayo Julio Jiménez y luego Márcico), que en un partido ante Huracán, el 1 de agosto de 1982, por la tercera fecha del campeonato Metropolitano, el árbitro Juan Carlos Demaro paró una jugada del equipo de Griguol y cobró un tiro libre por “acción antideportiva y desleal”.

En ese momento, Ferro era el campeón del Nacional y llevaba 24 partidos sin perder. Huracán, que muy temeroso, se metió atrás y Ferro tocaba y tocaba buscando los espacios. Demaro cobró algo que nadie entendía y expulsó al experimentado Juan Domingo Rocchia por protestar. Luego Demaro explicó: “escuché los silbidos de la gente y recordé el Alemania-Austria (que no se habían atacado en el Mundial de España porque el empate les convenía). Tengo facultades para hacer lo que hice aunque no esté en el reglamento (sic). Es cierto que los hombres de Huracán no fueron a buscar la pelota, pero ellos estaban defendiendo. Después de esa jugada les dije a los jugadores de Ferro que fueran para adelante porque si no, agarraba la pelota y me iba de la cancha”. El Colegio de Arbitros suspendió a Demaro por una fecha.

Parece lo contrario a lo que cuenta Alberto Márcico. “Una vez, estábamos ganando y Mario Gómez tardaba en sacar el lateral y le gritó desde el banco ‘sacá, no seas cagón’. El quería que si le pegábamos una patada al contrario, lo ayudáramos a levantar y le pidíeramos perdón”.

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