Fabio y su pareja nos hacen extrañar un poco menos la Costa argentina. En cualquier estación, ellos aportan su magia y experiencia para que el sabor típico de esos lares tenga presencia en nuestra ciudad.
Hacen churros y bolitas de fraile, aunque también sumaron facturas a su amplio catálogo.
La pandemia, los obligó a reinventarse para escaparle a la crisis. Ella se quedó sin trabajo y él, no pudo continuar dando clases particulares de física, química y matemáticas. Está a pocas materias de recibirse, pero necesitaban buscar una variante para subsistir.
“Repartimos en Los Hornos y por la zona, en bicicleta. No nos podemos mover mucho. Un chico me ayuda a repartir, y mucha gente nos tiene confianza. Al principio era duro, no vendíamos nada. Y como los churros no se pueden vender al otro día, salimos a venderlo a la calle, a la antigua, y ahí empezó a dar resultado. Agregamos facturas y metimos mucha más clientela. Nos está yendo bien”, remarcó en diálogo con LAPLATA1.com.
“Nosotros arrancamos por la pandemia, se agravó la situación particular y la economía, y no nos quedó otra que reinventarnos”, agregó el joven que comparte el emprendimiento con su mujer Carla.
Quien quiera contactarlos y probar esas delicias, debe comunicarse al 11 3417 3438.