La historia de amor comenzó cuando tenía once años. Fue en calle 42 entre 9 y diagonal 77. Raúl nunca imaginó que en ese lugar, su vida iba a cambiar para siempre.
Esperó su turno, jugó, se ilusionó, se fanatizó y a partir de ahí, nunca más lo soltó. El Flipper de Harlem Globetrotters, postrado en aquel kiosco, despertó en él un lazo inseparable.
Hoy, con 51 años, pasa sus días rodeado de 12 máquinas, 10 en un salón y las dos restantes en el living de su casa. Y vaya paradoja del destino, una de ellas, es la misma con la que jugaba hace cuarenta años.
“Es una máquina del 79, me quedé alucinado con los ruidos, mecánicas, arte. Abajo del vidrio hay una vida, no está en una pantalla como los videojuegos. Quedé ilusionado”, le dijo a LAPLATA1.com.
“Jugábamos cuando se iban los más grandes, se hizo una costumbre, pasaba por el kiosco a jugar. Ahí nació el fanatismo. Conseguir uno era imposible. Son máquinas destinadas al comercio. No al uso hogareño. 40 años después, sí se le puede dar es uso. Los salones de juego ya no tienen flippers”, agregó.
“Tengo 12 máquinas, a veces más, a veces menos, las tengo en mi casa, es mucho, y casi no puedo caminar. Tengo 10 en un saloncito y en el living dos más. Las contemplo, las escucho; disfruto de invitar gente, a mi novia, mis sobrinos, quiero que jueguen todos”, resaltó.
Por otro lado, precisó que “es un milagro que las maquinas estén funcionando después de tantos golpes, abusos, traslado, transporte; les hacen daño a las máquinas. El flipper tiene kilómetros de cables en su interior, placas con electrónica de los 80, está todo muy fatigado, tiene olor a cigarrillos, a comida, es como traer otra dimensión, es viajar al pasado, a otra época”.
Además, remarcó que las máquinas las fue comprando por Facebook (hoy valen entre 5 y 9 mil dólares), consultando a otros fanáticos y coleccionistas, como así también a las grandes cadenas de videojuegos.
“Recurrimos a cadenas importantes, porque empezaron a venderlas, y ahí aparecimos los coleccionistas, a través de Facebook fuimos encontrando. No es fácil tener una máquina. Tenés que saber soldar, y algo de mecánica electrónica, o depender de algún profesional, se va a romper seguido, se van rompiendo por los años y además, todo lo que está adentro sufren de pelotazos, rompen todo las pelotitas. A los que quieran comprar, les advierto que vayan a un mecánico o técnico electrónico para que las reparen. Cobran mucho, vienen de Buenos Aires, y por ese motivo, me tuve que reinventar. Tengo 12, así que mediante tutoriales empecé a repararlas. Me animé a meter mano”, anexó.
A su vez, Raúl adelantó que Argentina comenzará a formar parte del ranking mundial de flippers.
Se eligió un presidente para Argentina, es un amigo mío y yo colaboro. En diciembre se va a hacer el primer torneo IFP Argentina, por los puntos, así que podemos ranquear a nivel mundial.
Por último, recordó que su primera máquina la compró en 2009, y hoy, con 12, también se dedica a hacer vivos en la plataforma Twitch.
