Venezolana se la jugó en La Plata para que coman sus niños, lleva 3 años sin verlos y ahora podría cumplir su "sueño"

Sociedad 26/11/2021 . Hora: 12:17
Venezolana se la jugó en La Plata para que coman sus niños, lleva 3 años sin verlos y ahora podría cumplir su ”sueño”
Francisco Angulo
Por Francisco Angulo
Periodista.

Gabriela Desiree tiene 40 años, actualmente vive en Los Hornos pero nació en Venezuela.

Tiene una historia increíble, cargada de lucha y esperanza. Lleva 3 años sin ver a sus hijos y la pasó muy mal en Perú. Hoy es una agradecida a todos los platenses por cómo la recibieron.

DENGUE PBA

En diálogo con LAPLATA1.com, cuenta: “Salí de Venezuela en el año 2018 con la esperanza de mejorar mi calidad de vida. Primero llegué a Perú. Estuve casi dos años y me vine para la Argentina. Me fue muy mal en Perú; la xenofobia es terrible, sobre todo hacia las mujeres”.

“Decidimos venir a La Plata por referencias que tuvimos. Llegué el 5 de noviembre de 2019 y trabajé como moza en una confitería. Llegó la pandemia, me quedé sin trabajo y recién hallamos un empleo a mitad de año para trabajar en Pilar. Y en enero nos vinimos otra vez a La Plata. Compramos una moto y comenzamos a hacer delivery”, agrega.

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Habla en plural porque incluye a Anyela, su amiga venezolana con quien comparte estas “aventuras” fuera de su país. Ella es más joven: tiene 30.

CABA - DENGUE

Ambas son profesionales. Gabriela es ingeniera agrónoma y Anyela es abogada. En Venezuela la situación era insostenible. Gabriela revela que lleva 6 años sin comprarle ropa a sus hijos, dos gemelos de 12 años que hace 3 años que no ve.

“Con lo poco que ganamos tomamos la idea de emprender algo adicional. Sabemos bastante de cocina. No tenemos estudios gastronómicos, pero en Venezuela existe una cultura de cocina muy importante”, explica.

Para Navidad están avanzando con un plato típico de su país: la hallaca venezolana. “Podríamos decirle tamal envuelto en hoja de plátano y está relleno de guiso que tiene carne, pollo y cerdo, aceitunas, pasitas, alcaparras”, describe.

Además, cuenta: “Estoy creando una línea de sándwiches que pronto lo sacaremos a la venta y están más dirigidos a la comunidad argentina. Ya conozco cómo les gusta comer ustedes. También queremos hacer una fusión entre comida venezolana y argentina. Pero ha sido muy difícil: tengo a mis dos niños en Venezuela y ha sido imposible traerlos porque el dinero no me alcanza”.

Si este emprendimiento sale bien, Gabriela podrá reencontrarse con sus hijos. Es lo que sueña desde hace muchos meses.

Todo fue difícil: inclusive cuando trabajaba como repartidora la atropellaron. Fue otro mazazo económico.

“Lo poquito que tengo lo mando para allá: le envío 2 mil pesos cada 15 días porque aquí también tenemos muchos gastos, pagos de servicios, el alquiler. Estamos saliendo muy de a poco. Aspiro a que esto pueda crecer. Tenemos buena referencia de clientes que quedaron satisfechos”, dice.

Y con tristeza manifiesta: “Mi país cada día va peor y nuestras familias son las que sufren a diario con la economía. Están por el piso”, subraya Gabriela.

“Aquí puedo al menos sacar a mis niños a pasear a un parque, a comer un helado o una pizza. Allá no podíamos hacer nada porque todo es excesivamente caro. Tengo muchas ganas de verlos”, cierra.

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