Venezuela llora la muerte de Rafael, un hombre de 47 años que desde el 2019 vivía en La Plata.
Su cuñada, Kenia, cuenta esta historia a LAPLATA1.com tratando de contener las lágrimas.
Es la historia de una familia, pero que también refleja lo que implica las masivas migraciones.
“Rafaela era papá de cuatro nenes, pero uno solo estaba en Venezuela. El más chico vivía aquí en La Plata. Salimos de Venezuela con anhelos y ganas de vivir algo mejor. La situación allá se puso muy apretada”, recuerda.
Y así fueron viniendo de a poco. En “comitivas”. Rafael fue, justamente, el último en arribar: en junio del 2019.
“Fue un proceso de adaptación difícil, pero para los nenes fue más fácil. Rafael trabajó generalmente en la parte gastronómica. Pero de a poco empezamos a ver una notable desmejoría, pero él siempre fue muy positivo y emprendedor. No le prestó mucha atención hasta que tuvo que ir al médico”, dice Kenia.
Allí aparecería la peor noticia. Tras varios estudios le diagnosticaron un cáncer de estómago. Estuvo internado en el Hospital Gutiérrez y luego en el San Martín. Parecía que mejoraba pero un paro terminó con su vida. Fue a las 21.32 del día 15 de diciembre. Un golpe terrible para toda la familia y la comunidad venezolana que todavía lo llora.
“Era una persona muy querida, un esposo increíble, un cuñado espectacular y un jefe de hogar maravilloso. Se dejaba querer mucho. Hacía delivery en bicicleta, luego compró una moto, y fue creciendo. Se exigía muchísimo. Hacía todo por su familia”, explica.
Kenia habla de “una nueva historia”. Así define su vida tras la llegada a La Plata. Un borrón y cuenta nueva. Empezaron desde cero. Tanto ella como su hermana son profesionales: Licenciada en Relaciones Públicas y Licenciada en Administración.
“Acá nos tocó cocinar y hacer cosas que jamás imaginábamos, pero lo hicimos con todo el amor. Nuestro propósito, y creo que hablo por todos los inmigrantes, es sacar a nuestras familias adelante y mejorar la calidad de vida. Nos tocó adaptarnos. Y Rafa nos dejó un gran aprendizaje: ser positivos, perseverar, la unidad familiar. Lo querían todos”, agrega.
A Rafa le quedó una cuenta pendiente: reencontrarse con sus tres hijos que no vivían en Argentina: uno, como se dijo, estaba en Venezuela, y los otros dos en Chile y Estados Unidos.
“Ellos tienen la seguridad de que su padre los amo siempre. Su sueño era reencontrarse y poderlos besar y abrazar. Ahora desde la inmensidad del cielo los va a poder guiar”, dice emocionada.
Por último, Kenia le dedica unas lindas palabras a nuestra ciudad: “La Plata nos recibió con mucho amor. Regresar a Venezuela no está en nuestros planes. La situación política y económica allí no es buena. Y aquí estamos estables. Es preciosa, tranquila. Obviamente se extraña nuestro país, pero Argentina tiene personas maravillosas y recursos naturales hermosos”.