Este jueves culminó la tanda de expositores que argumentaron a favor y en contra de la Boleta Única en la Provincia de Buenos Aires.
El último expositor, propuesto por Juntos por el Cambio, fue Leandro Querido, un politólogo de la UBA que habló en favor de la Boleta Única.
En un tramo de su discurso, indicó que existen cinco provincias con fuertes irregularidades en sus últimas votaciones. El concepto sorprendió a Teresa García, principal espada del Frente de Todos en el Senado bonaerense. “¿Te puedo preguntar cuáles son esas Provincias?”, replicó. Querido no se las acordaba de memoria pero gradualmente fue recordando: “La Rioja, Tucumán, San Luis, Formosa…”.
“Los peronistas somos incorregibles”, saltó rápidamente el senador del Frente de Todos Omar Plaini, en alusión al “sesgo” antiperonista que podía tener ese listado de distritos.
Querido quedó algo desconcertado con ese comentario pero prosiguió con su argumentación. Habló también de las denuncias de robo de boletas que se conocen por los medios de comunicación, de la compra de votos y del reparto de boletas apócrifas. Mientras el politólogo dimensionaba cada vez más estas irregularidades, Teresa García no pudo ocultar su cara de sorpresa. Ninguno de los anteriores expositores había esbozado la posibilidad de que el actual sistema de votación (aún con sus problemas) genere situaciones de fraude o de desvíos masivos como sugería Querido.
“Hay Gobiernos provinciales que decidieron ir a otro esquema. Y entre ellos hay del peronismo”, replicó Querido retomando la "chicana". Y enumeró a Córdoba, Salta y Chaco. “No es un salto al vacío”, lanzó.
Respecto a los expositores que rechazaron la Boleta Única, María Esperanza Casullo (politóloga) habló del peligro que implica delegar la confección de las boletas al Estado: “Es importante que los partidos políticos co-organicen las elecciones. La Boleta Única corre el riesgo de debilitar el rol central de los partidos políticos en la organización y el control. Le vamos a dar más atribuciones a los tecnócratas que armen las boletas”.
En ese punto, recordó que desde 1916 no hubo ningún momento de sospecha de fraude y destacó que votar con la metodología del siglo pasado no necesariamente debe verse como algo negativo.
